Los etruscos
La Península Itálica estuvo conformada por distintos pueblos de origen indoeuropeo, entre los cuáles estaban los etruscos, que penetraron por el norte, y se establecieron en esa zona delimitada al norte por el río Arno y al sur por el río Tíber, conocida con el nombre de Etruria, actualmente la región de Toscana.
Su organización política estaba representaba por doce ciudades-estado, gobernadas cada una en forma independiente por ricos y poderosos miembros de la nobleza. Sin embargo, las distintas ciudades estaban ligadas por vínculos religiosos y tradiciones comunes, y en caso de ataque exterior se unían bajo un jefe común.
La sociedad era jerarquizada, prueba de lo cual lo es no sólo que sus gobernantes pertenecían a las clases poderosas, dueños de las tierras, sino que las tumbas halladas, pertenecientes a esta clase social, eran sumamente fastuosas, en los sarcófagos esculpían a las personas fallecidas que se hallaban en su interior. Las mujeres gozaban de prestigio social en un plano de igualdad con los hombres.
Los miembros de la plebe estaban unidos a la clase privilegiada por lazos de clientelismo.
La esclavitud fue habitual entre los etruscos, desempeñándose en el servicio doméstico y en las tareas agrícolas.
Trabajaron el bronce, el hierro, el oro y la plata. Con arcilla realizaron cerámica según el modelo griego, y esculpieron el marfil que obtenían de Oriente. Eran hábiles comerciantes intercambiando productos con los griegos residentes en el sur de Italia y en Sicilia y con el Cercano Oriente, estableciendo factorías en Cerdeña y Córcega. Tuvieron una escritura alfabética que aún no se ha podido descifrar.
En arquitectura se destacaron por el empleo del arco y la bóveda, que tuvieron influencia entre los romanos, pueblo que durante un período dominaron, al igual que sus dioses, que fueron adoptados por Roma, y las prácticas de la adivinación. Su dios principal era Tinia. Los símbolos del imperium de los gobernantes romanos como las fasces (haz de varas y hachas) son también un legado etrusco.
Iniciaron un proceso de expansión que culminó en el siglo V a. C., donde extendieron sus dominios hacia el norte, hasta el valle del río Po, y hacia el sur, hasta la Magna Grecia. Sin embargo, su proceso de expansión fue detenido por los griegos quienes les infringieron una aplastante derrota en Cumas, ciudad que había sido atacada por los etruscos en el año 474 a. C. Los griegos, ayudados por Hierón I de Siracusa, derrotaron a los invasores. En el norte los etruscos fueron dominados por los celtas.
Con respecto a su relación con Roma, la cronología sería la siguiente:
Las poblaciones latinas iniciaron desde el siglo X a. C. un traslado, abandonando el Lacio, ante el avance de los etruscos, que ya habían dominado a los umbrios.
Estos latinos constituyeron la llamada Roma Quadrata, a orillas del Tíber, zona protegida naturalmente por los montes Palatino, Capitolino, Aventino, Esquilino, Quirinal, Viminal y Celio. Luego fueron fundando otras aldeas como la de la cumbre del Esquilino (que llamaron el Fagutal), en la cumbre oriental del Palatino (las llamada Palatual y la Velia); en el Esquilino (el Cispio y el Opio) y en una depresión del monte Celio (la Subura). Para luchar contra el peligro que significaba el avance etrusco estas aldeas se unieron con fines defensivos, en la liga del Septimontium. Los integrantes de la Liga fueron paulatinamente formando una unidad política con una autoridad común, cuya máxima expresión fue el rey.
Antes del dominio etrusco se sucedieron cuatro reyes: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio.
La denominada conquista etrusca se produjo en el siglo VII a. C., asumiendo el cargo de rey un etrusco, llamado Lucumón, que tomó el nombre de Tarquino el Antiguo.
Con la dominación etrusca, la ciudad adquiere el nombre de Roma (ciudad del río), término que proviene de rumón, como los latinos llamaban a su río.
Tarquino el Antiguo fue un monarca autoritario, no querido por su pueblo, que sin embargo realizó una gran obra pública, como la refacción de las murallas, la instalación de la cloaca máxima y la desecación de los pantanos del Tíber.
Roma luego logra independizarse del dominio etrusco, asumiendo como soberano Servio Tulio, un latino, que fue muy querido por su pueblo, pero que fue víctima de una conspiración, encabezada por su yerno, de origen etrusco, quien lo asesinó y asumió el reinado bajo el nombre de Tarquino el Soberbio. Su gobierno fue sumamente impopular, motivo por el cual se produjo una rebelión, encabezada por Junio Bruto y Tarquino Colatino, quienes tras lograr expulsarlo de la ciudad, vencieron al ejército etrusco, que pretendía apoyar al despótico monarca. Así terminó la dominación etrusca.
Los romanos suprimieron la monarquía y establecieron la república como su forma de gobierno, en el año 509 a. C.