Los amorreos
Los amurru, o amorreos como son nombrados en la Biblia, fueron un pueblo semita que se ubicó, hacia el tercer milenio a. C, en la zona al este de Siria, en el desierto sirio-arábigo, con una forma de vida errante, movilizándose por medio de asnos. Su vida sedentaria puede ubicarse aproximadamente en el año 2200 a.C, ubicándose en la Mesopotámica asiática y en las tierras de Canaán.
Para entender la llegada de los amorreos a la Mespotamia, y su relación con otros pueblos que allí se asentaron antes y luego de ellos, haremos una breve introducción sobre la historia de la Mesopotamia, desde el año 3500 a. C, cuando allí se establecieron los sumerios.
Los sumerios emergieron al sur de la Mesopotamia, posiblemente desde el este, iniciando un período conocido como época de Uruk, donde se originó la escritura cuneiforme.
Un segundo período sumerio se inicia en el año 2700 a. C., llamado protodinástico, constituido por ciudades-estados, que rivalizaron entre sí por el poder, hasta que Uruk, al final del período (2300 a. C), logró supremacía y agrupó a las demás ciudades sumerias.
Fue en ese tiempo, cuando se produjo la invasión de los acadios, cuyo dominio perduró más de doscientos años, hasta la llegada de los gutitas, que dominaron la Mesopotamia hasta aproximadamente el año 2000 a. C., época en que renace el poder de los sumerios, cuando la ciudad de Ur, adquiere supremacía política, iniciándose la época conocida como tercer dinastía de Ur, que duró hasta la invasión de los amorreos, pueblo al que nos abocaremos.
Los amorreos, constituyeron un imperio con sede en la ciudad de Mari, actualmente El-Hariri (Siria), ubicada en la margen derecha del Eufrates medio. Su incursión en la Mesopotamia, no se realizó en forma violenta, y a pesar de ser un pueblo poco instruido, con costumbres primitivas, fue bien aceptado.
Fue en el siglo XX, más precisamente en el año 1933, que se conoció esta civilización, merced a las excavaciones realizadas, bajo el impulso de A. Parrot., que permitieron conocer detalles sobre esa ciudad.
En ella se erigía un imponente palacio, llamado Zimri-Lim, con trescientas habitaciones, donde se encontraron importantes documentos económicos, religiosos y jurídicos, escritos en aproximadamente veinte mil tablillas cuneiformes. En ellas se hace mención frecuente a los hebreos, a los que denomina habiru.
Los estados mediterráneos de Ugarit, Chipre, Biblos y Creta, mantuvieron relaciones comerciales con la ciudad de Mari.
En su religión eran politeístas, tomando divinidades de otros pueblos, encabezando sus dioses la pareja conformada por Amurru, dios de la montaña, el temporal y la inundación, y Asherá, diosa de la llanura. Amurru fue el antecesor del dios babilónico, Marduk.
Su idioma era un dialecto, derivado del idioma acadio.
En el año 1760 a C., Mari fue invadida por Hammurabi, de Babilonia, que también era amorreo. Hammurabi, también dominó los pocos lugares que conservaban los súmeros, al sur de la Mesopotamia, como Isin y Larsa, poniendo fin a la historia de Sumer.
La decadencia definitiva de los amorreos se produjo cuando fueron dominados por el asirio Nabucodonosor, en el siglo VI a.C.
Los que se dirigieron a Canaán, fueron los precursores de los israelitas en Palestina, mezclándose con los cananeos, dándole el nombre a la ciudad de Jerusalén, que reconoce un origen amorreo.
La convivencia con los hebreos fue pacífica, ubicándose primero en las cercanías del mar Muerto y de Hebrón. Luego ocuparon Transjordania, entre el río Arnón y el monte Hermón. Fue durante el reinado de Salomón cuando fueron obligados a pagar tributo.