Leónidas, rey de Esparta
Leónidas, el héroe espartano, figura protagónica de la película “300” que llevó al cine la novela de Frank Miller, conmueve por su valor y entrega a su patria, y despierta curiosidad sobre los aspectos de su vida personal y militar que llevan a su investigación, a partir de este disparador muy bien logrado, que fue el film.
Nació Leónidas en la ciudad estado o polis de Esparta, caracterizada por su formación guerrera, alrededor del año 540 a. C. Era su padre Anaxandrías II, y su abuelo el rey León, quienes lucharon y vencieron a Tegea, la capital de Arcadia, sometiéndola al dominio espartano.
Leónidas tenía dos hermanos mayores, fruto de la unión de su padre con dos mujeres, tomadas ambas por esposas, a lo que había sido autorizado, por lo cual suceder a su padre en el trono espartano era altamente improbable. Sin embargo sus hermanos fallecieron sin dejar descendencia masculina. El mayor, Cleómenes, sucedió al padre como Cleómenes I, de acuerdo a la norma, aunque era hijo de la segunda mujer de su padre, en al año 520 a. C. pero falleció aproximadamente en el año 490 a. C. en confusas circunstancias mientras permanecía preso (se presume que se suicidó). El otro hermano, Dorieo, ya había perecido luchando contra los cartagineses en el año 510 a. C.
Fue así como Leónidas asumió el trono de Esparta, en el año 489 a. C (aproximadamente) casándose con su sobrina, hija de su medio hermano y antecesor, Cleómenes, llamada Gogo. De esa unión nació Plistarco quien a la muerte de Leónidas sería el rey de los espartanos.
Para esa época el rey de Persia, Jerjes I, se encaminaba a invadir Grecia, y los oráculos de Esparta no se mostraban favorables, ya que predecían o bien la muerte de Leónidas o la conquista de la ciudad. Sin embargo la guerra era un hecho, tras fracasar las negociaciones de paz intentadas por los espartanos.
Las ciudades estado griegas dejando de lado sus rivalidades y asociadas en la Liga helénica o Liga de Corinto para aunar esfuerzos en la lucha contra los persas dio en el año 481 a. C, la dirección a Esparta, quien dispuso enviar a Leónidas, su rey, al mando de 6000 soldados (dentro de los cuales se contaban 300 hoplitas espartanos) para hacer tiempo, deteniendo a los persas en el angosto paso de las Termópilas, y permitir a la flota griega posicionarse. Es discutible cuántos eran los persas, aunque es seguro que demasiados, en comparación con los griegos: según Heródoto 1.700.000 hombres (las cifras son exageradas. Se presume que fueron 200.000).
Al principio, y tras denegar la rendición que les solicitaba Jerjes, pareció que la resistencia espartana funcionaba, pero fue la traición de Efialtes de Tesalia, quien le mostró a Jerjes un paso alternativo, lo que selló la suerte de los 300 espartanos, lacedemonios y tebanos, que se quedaron a resistir junto a su rey, mientras el resto de los griegos se retiraron tras un acuerdo. Leónidas y los hombres que se quedaron junto a él perdieron la vida, atravesados por las flechas de los arqueros persas, que lograron rodearlos.
El cuerpo del heroico Leónidas llegó a a Esparta en el año 440 a. C. donde se le rindieron honores y se le erigió un mausoleo, instituyéndose en su honor, las fiestas Leónidas.
La pérdida de la batalla de las Termópilas fue sin embargo un triunfo moral que acrecentó el patriotismo griego y permitió demorar a los persas, preparando una mejor resistencia, en el curso de las Guerras Médicas.