La cultura romana
La cultura de este pueblo que extendió su historia a través de XII siglos, si tomamos el período desde su fundación el 21 de abril del año 753 a. C. al año 565 en que falleció el emperador Justiniano, se basó fundamentalmente en una economía agrícola, con una incipiente actividad comercial, no muy bien vista, y producción artesanal de manufacturas, aunque esta actividad manual también era menospreciada, al igual que otras profesiones liberales como la de los médicos, ejercida fundamentalmente por esclavos y libertos.
La economía se apoyaba en el trabajo esclavo como mano de obra prevaleciente, aunque los romanos privilegiaron las actividades rurales, sin embargo les requería mucho tiempo el servicio de las armas como tarea fundamental de los ciudadanos para engrandecer a la patria, que de una pequeña aldea se convirtió en un imperio floreciente y de enorme extensión. La vida urbana también se desarrolló con mucha magnificencia, siendo Roma la ciudad con más población del Imperio.
La sociedad romana se dividía en patricios y plebeyos, estos sin derechos políticos ni religiosos, los que poco a poco fueron conquistando a partir de la época republicana. Los patricios eran la clase alta, dueños de grandes extensiones de tierra y con poder político. Los plebeyos, por otro lado, eran la clase trabajadora, que poco a poco fueron ganando derechos y poder a través de luchas y reformas sociales.
En el arte, al principio no fueron muy destacados. Adoptaron por ejemplo el arco de los etruscos, y la forma de construir sus templos; y sus monumentos fueron muy austeros. Sin embargo tanto en el arte como en la Filosofía asimilaron en muchos aspectos la cultura griega, luego de su conquista en el siglo II a. C. (helenización). Sus propios dioses eran los mismos que los griegos a los cambiaron su denominación. Fue en el Imperio Romano donde nació Cristo, durante la época del emperador Augusto, y en el siglo IV, durante el reinado de Teodosio, se adoptó el cristianismo oficialmente como religión del Imperio.
En la literatura, la cultura romana también dejó un legado importante. Autores como Virgilio, Ovidio, Cicerón y Séneca, por mencionar algunos, han tenido un impacto duradero en la literatura occidental. Sus obras abarcan una variedad de géneros, desde la poesía épica y la tragedia hasta la filosofía y la oratoria.
Su lengua fue el latín, aunque con la expansión territorial mucha parte de la población hablaba el griego. El latín, sin embargo, se mantuvo como la lengua oficial y de la élite, y es la base de las lenguas romances modernas, como el español, el francés, el italiano y el portugués.
Sus monumentos arquitectónicos fueron numerosos y colosales, edificaron termas o baños públicos, teatros, circos, anfiteatros, basílicas, tumbas, y muchas obras públicas como puentes, acueductos, termas, cloacas, etcétera. Muchas de estas estructuras, como el Coliseo y el Foro Romano, aún se mantienen en pie hoy en día, testificando la habilidad y la ingeniería de los romanos.
El realismo caracterizó sus esculturas expresadas en retratos y relieves históricos. En el Imperio se desarrolló el mosaico, que eran cuadrados pequeños de cerámica vidriada y colorida, que recreaba escenas.
Pero por sobre todas las cosas, esta cultura romana pervive en el Derecho, que con espíritu práctico floreció en Roma, y actualmente es fuente de la mayoría de los códigos modernos del mundo occidental. El Corpus Iuris Civilis compilación del emperador Justiniano, es en esta materia, una obra de trascendental importancia. La cultura romana también influyó en la educación, con la creación de las primeras escuelas públicas, y en la administración pública, con la creación de una burocracia civil y un sistema de leyes que aún hoy en día sirven de base para muchos sistemas legales modernos.