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El emperador Aureliano

Publicado por Hilda

El que luego sería el emperador Aureliano, nació en Dacia, el 9 de septiembre del año 214, bajo el nombre de Lucio Domicio Aureliano, empezando a los 20 años su carrera militar, llegando a convertirse en un jefe disciplinado y exigente.

Aureliano creció en una época de significativos cambios culturales y políticos en Dacia, la región que los romanos habían conquistado apenas unas décadas antes de su nacimiento. Esta provincia, conocida por su diversidad cultural y riqueza de recursos, jugó un papel importante en la formación de Aureliano, dotándolo de una comprensión temprana de la estrategia militar y administración civil.

Ocupó el trono imperial, en el año 270, dentro de los que se conocen como emperadores ilirios, que habían asumido tras la crisis del siglo III, que se había provocado luego de la muerte de Alejandro Severo en el año 235. Ante de él, gobernaron como emperadores ilirios, Claudio II, de quien fue Aureliano jefe de la caballería “dux equitum”, logrando una aplastante victoria sobre los alamanes, en la batalla del lago Benaco, y en la batalla de Naissus, en el año 268, donde su caballería venció a la de los godos. A Claudio le sucedió su hermano Quintilo, proclamado por el Senado, pero las legiones de Sirmio, nombraron emperador a su líder, Aureliano, en septiembre del año 270.

Como emperador, Aureliano implementó reformas significativas para fortalecer las fuerzas militares romanas. Introdujo estrictas disciplinas militares y reorganizó la estructura de mando, mejorando la eficiencia de la caballería y asegurando la lealtad de sus tropas mediante una mejora en las condiciones de servicio y en la logística militar.

Enfrentados los dos pretendientes al trono imperial, Aureliano venció a su oponente y logró ser aceptado como el nuevo emperador por parte del senado, dedicándose, como emperador, a terminar con los enemigos externos y a reunificar su territorio.

Vencidos los godos, se dirigió al norte de Italia para pelear contra los sármatas, jutungos y vándalos, Derrotó a los alamanes en la batalla de Fano deteniendo su marcha, que ya había logrado cruzar el río Po y luego volvió a vencerlos en la batalla de Pavía en el año 271 y, al poder contenerlos fue condecorado como Germanicus Maximus. Tras este suceso, Aureliano, mandó a construir un sistema de murallas, para proteger a la ciudad de Roma, conocidas como murallas aurelianas, con una longitud de 19 kilómetros.

Las murallas aurelianas no solo tenían una función defensiva, sino que también servían como símbolo de la recuperación y fortificación del Imperio bajo su liderazgo. Aureliano priorizó su construcción para proteger la ciudad de incursiones bárbaras, reflejando su visión de un imperio seguro y cohesionado.

El Título de Gothicus Maximus le fue dado por derrotar a los godos más allá del Danubio. Abandonó la antigua provincia de Dacia, al norte del Danubio, y creó una nueva, Dacia Ripensis, al sur de dicho río.

El Imperio de Palmira, formado por las provincias orientales, que se habían independizado, fue invadido por Aureliano y reconquistado, aunque Palmira se reveló de nuevo, en el 273, y la ciudad fue saqueada por los romanos. Tras estos logros, Aureliano sumó un nuevo título, el de Parthicus Maximus y Restitutor Orientis. En el año 274, luego de sus exitosas campañas en el este, se dirigió al oeste, y pudo reconquistar el Imperio Galo, integrado por Galia e Hispania, haciendo su entrada triunfal en Roma, donde recibió por parte del senado, el título de Restitutor Orbis o Restaurador del Mundo.

En materia religiosa, durante su mandato, el Sol Invictus, fue declarado como el Dios principal, para dar unidad al extenso imperio, para lo cual, en el año 271, construyó un nuevo templo en Roma.

En cuestiones económicas, debió soportar la rebelión de los acuñadores de moneda, cuando acusó al acuñador Felicísimo, de quedarse con parte de la plata de las monedas acuñadas. Los adeptos a la rebelión sumaron a sus filas, incluso a varios senadores, pero, finalmente, fueron derrotados en la Colina de Celio. Se creó una nueva moneda, el antoniniano, con un 5 % de plata, para tratar de ganar confianza en su moneda, que se había devaluado, en la vigencia del denario.

Además de la introducción del antoniniano, desplegó medidas para reducir la corrupción dentro de las estructuras fiscales y mejorar la recolección de impuestos. Aunque no todas las reformas tuvieron éxito inmediato, sus políticas sentaron las bases para una economía más estable y controlada.

En el año 275, se dirigió a una campaña en Persia, contra el imperio Sasánida, pero fue asesinado antes de llegar, el 25 de septiembre de ese año, en Tracia, por miembros de la Guardia Pretoriana. Fue divinizado como Divinus Aurelianus.

Aureliano enfrentó no solo desafíos militares, sino también tensiones políticas al reintegrar las provincias disidentes. Empleó una combinación de diplomacia y fuerza, asegurando alianzas a través de tratados y mostrando una notable capacidad para gestionar la diversidad dentro de su vasto imperio.