Vestimenta egipcia
La vestimenta utilizada por los egipcios debe su diseño y elección de géneros a las altas temperaturas que debía enfrentar esta civilización. Así, expandida a orillas del río Nilo, la moda y sus usos estuvo a expensas del clima.
En tal sentido, a lo largo de las tres etapas fundamentales del Imperio egipcio, esto es, Imperio Antiguo (2800-2200 AC), Medio (2000-1780 AC) y Nuevo (1570 – 1065 AC), no se observaron grandes cambios en relación con la moda. Según las etapas, se encontraron variedades sobre una misma base en el vestido pero no modificaciones radicales.
Las variedades de telas utilizadas no fueron muchas, el lino se constituyó como la materia prima a partir de la cual, dependiendo de su grosor, se desprendían diferentes calidades: lino real, un lino elaborado con más relieves (sutil fino), otra con leves relieves (sutil) y, por último, el lino liso. El color principal fue el blanco. La lana también era un género muy utilizado, éste servía para la fabricación de ropa de abrigo y de caza. Entre otros géneros utilizados, también debe mencionarse la seda, en la época ptolemaica y el algodón, ya con la entrada de los árabes en la zona.
En el Imperio Antiguo, los hombres utilizaban una especie de falda llamada faldellín que se hacía con una tela cuyos extremos se anudaban hacia atrás, a la altura de la cadera, y cuyo largo se extendía hasta las rodillas. Habitualmente, el faldellín se llevaba al cuerpo, característica que lo diferenciaba de la ropa de trabajo o del campesinado que era más suelta.
La vestimenta femenina también consistía en un trozo de género, éste cubría todo el cuerpo en forma envolvente: desde las axilas hasta los tobillos, cuyas tiras a los costados y anudadas hacia atrás, cubrían los pechos.
Como se ha mencionado, el color básico era el blanco, aunque cuando los géneros comenzaron a trabajarse más, se añadió el color rojo y marrón, con los que se hacían figuras geométricas que servían como ornamento para cuellos y mangas.
A partir del Imperio Medio, el faldellín masculino comenzó a ser más largo y la vestimenta femenina más sensual y sugerente, los pechos iban directamente al descubierto.
Tiempo más tarde, durante el Imperio Nuevo, la vestimenta ajustada al cuerpo de la mujer deviene en ropa interior. Surgen las túnicas anudadas, superpuestas sobre el lino semi transparente, con pliegues y de diferentes colores.
Además, durante este período, se observa una mayor diversidad en los diseños de las prendas. Los patrones geométricos se vuelven más complejos y se incorporan elementos simbólicos, como los jeroglíficos, en los diseños. Los bordados también se vuelven más comunes, añadiendo un toque de lujo a las prendas.
Tanto esclavos como trabajadores de las castas más bajas, usaban apenas un tapa rabos de lino a modo de slip o, en su defecto, iban desnudos.
Entre los accesorios de importancia, las pelucas constituían un elemento fundamental. La costumbre egipcia, tanto para hombres como para mujeres, era depilarse el cuerpo completo, incluyendo la cabeza. Las pelucas era un ornamento más, y en ocasiones, elemento de seducción: las había lacias, trenzadas y rizadas para las mujeres, cuya finalidad era erótica.
Si bien al comienzo del imperio se las hallará cortas, hacia el Imperio Nuevo, se usan más largas. Los pies se cubrían con sandalias elaboradas en hojas de palma (o palmera), junco o papiro.
Además de las pelucas, otros accesorios comunes incluían joyas como collares, pulseras y anillos, a menudo elaborados con oro y piedras preciosas. Los tocados también eran populares, especialmente entre las mujeres de la realeza. Estos podían ser simples bandas de tela o elaboradas coronas decoradas con plumas y joyas.
Tal como se indicó al comienzo, tanto la materia prima como la confección de prendas estuvieron subordinadas a las elevadas temperaturas, lo que hizo necesario que éstas fueran livianas y frescas. Sin embargo, a pesar de estas restricciones, los egipcios lograron desarrollar una moda sofisticada y distintiva que ha perdurado a lo largo de los siglos.