Dinastía Ptolemaica
El general de Alejandro Magno, Ptolomeo, fue quien fundó esta dinastía, que se mantuvo en el poder durante el período helenístico, comprendido entre los años 323 antes de Cristo, cuando fallece Alejandro Magno, y su imperio se reparte entre sus generales, llamados diádocos, y hasta el 30 antes de Cristo, cuando se produjo la batalla de Actium.
Como Ptolomeo I Sóter, era hijo de Lagos, un noble de Macedonia, también se conoce esta dinastía como de los Lágidas.
Tras la guerra de los diádocos que abarcó los años 315 a 281 a C. se conformaron tres reinos independientes: en Egipto el de los Ptolomeos; en Persia, el de los Seléucidas, y en Macedonia, el de los Antigónidas.
Egipto en este período se destacó por su brillo y esplendor, siendo Alejandría el más importante centro cultural a nivel mundial. Los mayores triunfos se lograron con Ptolomeo II Filadelfo que gobernó entre los años 284 y 246 antes de Cristo y su sucesor, Ptolomeo III Evergetes, que se mantuvo en el poder hasta el año 221 antes de Cristo. La paz solo fue rota por las disputas que se mantuvo por Siria, con los seléucidas, alcanzándose la paz en el año 240 antes de Cristo; siendo muy grandes sus conquistas, que le permitieron un gran predominio en las rutas comerciales: Chipre, Panfilia, Cirene, Éfeso, Licia y varias islas sobre el mar Egeo, como Samotracia y Samos.
La iniciativa privada desapareció, y casi todos eran trabajadores públicos, siendo los puestos más importantes desempeñados por griegos, siendo ellos los estrategas, los que estaban al frente de los nomos o comunidades.
Sin embargo, sus instituciones respetaban las tradiciones egipcias, como los cargos de faraón y algunas costumbres, como los matrimonios entre hermanos, y en materia religiosa, se apeló al sincretismo, creando una divinidad afín al credo egipcio y también al griego, que fue Serapsis, dios oficial de Egipto y Grecia.
La crisis comenzó con el gobierno de Ptolomeo IV y prosiguió en el de Ptolomeo V, donde a los nuevos ataques de los seléucidas, que se quedaron con Siria y otros territorios, restando en poder de Egipto, sólo Chipre y Cirenaica; se le sumaron la corrupción administrativa y las rebeliones de los pueblos conquistados.
Cleopatra VII fue la última soberana de la dinastía ptolomaica, que debió soportar la gran intervención romana. Intentó, uniéndose al triunviro romano Marco Antonio, crear un Imperio Oriental, pero fue derrotada en Actium, pasando desde entonces Egipto a ser una de las provincias de Roma.