César y Pompeyo
Cayo Julio César vivió entre los años 101 a. C y 44 a. C, mientras que los días de Pompeyo transcurrieron entre el 106 a. C. y el 48 a. C. El primero pertenecía a una familia patricia empobrecida, el segundo a los plebeyos ricos.
Julio César era sobrino de Mario, líder del partido popular, y se casó con Cornelia, hija del cónsul Cinna, logrando el cargo de Supremo Sacerdote del Dios Júpiter. Perdió todo apoyo político con la derrota de su tío Mario a manos de Sila, quien se convirtió en dictador en el año 81 a.C.
Perdonado por Sila, Julio César peleó contra Mitríades de Ponto, a favor de Roma. Muerto Sila pudo retornar a Roma (78 a. C) y a partir de entonces entró en relación amistosa con Pompeyo.
Mientras tanto, Pompeyo había peleado a favor de Sila, y logrado gran popularidad al poner punto final a la rebelión de esclavos encabezada por Espartaco, junto a Licinio Craso, siendo ambos elegidos para ocupar el consulado en el año 70 a. C, ejerciendo una política muy distinta a la Sila, pues se inclinaron a favor de la plebe.
Julio César en ese tiempo, siguió el cursus honorum y se casó con Pompeya Sila, nieta de Sila en el año 69 a. C.
Finalizado su mandato de Cónsul, Pompeyo venció a los piratas costeros, pero a su vez los protegió entregándoles tierras en el año 67 a. C y poco después logró derrotar en forma definitiva a Mitríades.
Durante las campañas militares de Pompeyo, Craso, antiguo socio de Pompeyo en el Consulado, se alió con Julio Cesar, planeando posiblemente una conspiración para hacerse con el poder pero que fue abortada en el año 65 a. C y adjudicada la responsabilidad a Lucio Catalina, quien luego fuera el protagonista de la conjuración de Catilina. Se divorció de Pompeya en el 63 a. C.
En el año 62 a. C. regresó Pompeyo de sus campañas por Asia, y tuvo al igual que Julio César, la oposición del Senado, en su caso, al reparto de tierras entre sus soldados. Los tres tenían un enemigo común: el Senado que se oponía a todas las medidas populares y además se complementaban en el poder, ya que Pompeyo tenía la fuerza del ejército, Craso la fortuna; y Julio César, el apoyo popular.
Así, estos tres hombres conformaron una alianza, a la que se conoce como Primer Triunvirato, logrando que César fuera elegido Cónsul, con lo que se aseguraban que sus medidas pudieran hacerse efectivas. En el 59 a. C, Pompeyo se casó con Julia, la hija de Julio César.
Terminado su mandato como Cónsul luego de un año, Julio César fue designado Procónsul en las Galias y en Illiria. En las Galias combatió a los helvecios en Bibracte y los obligó a retroceder, y más tarde hizo lo mismo con los germanos. En el año 54 a. derrotó en Britania al rey Casivelauno y debió poco después reprimir una rebelión gala, con lo cual en el año 52 a. C, Julio César había pacificado la zona.
En este estado de cosas aparece en escena Publio Clodio, de condición patricia, pero que renunció a ella para ser elegido Tribuno de la Plebe, y tratar de arrebatarles el poder a los triunviros alejándolos de Roma, lo que obligó a robustecer la alianza entre los aliados.
Muerto Craso en combate contra los partos en el año 53 a. C. y producido en Roma el asesinato de Clodio, Pompeyo logró ser nombrado Dictador para restablecer orden. Ante esta situación y viéndose relegado del poder, Julio César se presentó como candidato al Consulado para el año 48 a. C. pero Pompeyo se opuso, lo que generó una agresiva respuesta de César.
Julio César atravesó el Rubicón con sus tropas (lo que estaba prohibido) e inició su marcha sobre Roma. Pompeyo, buscando refuerzos, huyó a Grecia. César se dirigió a Hispania donde estaban los partidarios de Pompeyo ya que era allí procónsul y los venció en Lérida sometiendo también a Masalia.
Asegurado el occidente volvió a Roma, y se ocupó de perseguir a su rival, Pompeyo, al que venció en Farsalia. Pompeyo huyó a Egipto, donde fue asesinado. Enterado César del destino de su otrora aliado y actual enemigo, se conmovió, intervino en la política egipcia y finalmente retornó a Roma como único líder siendo nombrado Dictador. Finalmente pereció, víctima de una conspiración en el año 44 a. C.
El asesinato de Julio César marcó el fin de una era en la historia de Roma. Su muerte fue el resultado de una conspiración liderada por varios senadores, entre ellos su amigo Bruto, quienes temían que César se convirtiera en un monarca absoluto. Este evento desencadenó una serie de guerras civiles que finalmente llevaron a la caída de la República Romana y al surgimiento del Imperio bajo el mando de Augusto, el sobrino nieto de César.
El legado de César es complejo; fue un líder militar brillante y un reformador político que implementó varias reformas significativas, como la reorganización del calendario romano en el calendario juliano. Sin embargo, su concentración de poder y su estilo de liderazgo autoritario generaron descontento entre la élite romana, lo que finalmente llevó a su asesinato.
Por otro lado, Pompeyo, aunque inicialmente exitoso, terminó siendo eclipsado por la figura de César. Su muerte en Egipto fue un final ignominioso para un hombre que había sido uno de los generales más destacados de Roma. La rivalidad entre César y Pompeyo no solo definió sus vidas sino que también tuvo un impacto duradero en la estructura política de Roma, alterando el curso de la historia romana de manera irrevocable.