Batalla del Puente Milvio
Al fallecer el emperador Galerio el 5 de mayo del año 311, cuatro Augustos se hallaban parapetados al poder pero enfrentados entre sí por la sucesión de Galerio. Ellos eran Maximino y Licinio por un lado, enfrentados por motivos sobre todo religiosos, ya que el primero había resistido aplicar en sus dominios el Edicto de Tolerancia religiosa dictado por Galerio. Por otro lado había disputas entre Constantino y Majencio, emperadores de Occidente. Majencio mantenía al pueblo de Roma empobrecido por suba de impuestos y alza de precios. A pesar de que les devolvió a los cristianos los bienes confiscados durante las persecuciones, el resentimiento popular crecía en su contra. Licinio y Constantino se aliaron, y otro tanto hicieron Majencio y Maximino.
Constantino exigió la abdicación a Majencio y tras la negativa, le declaró la guerra con el objetivo de liberar a Roma de su yugo tiránico.
La batalla
Con unos cuarenta mil hombres (pocos en comparación con las fuerzas de Majencio de ciento diez mil hombres) conformados especialmente por aguerridos britanos y germánicos, comandados por el propio Constantino cruzó los Alpes sorprendiendo al enemigo que esperaba un ataque desde el noreste, tomó por asalto Segusio y aniquiló parte de la caballería de Majencio, ingresando a Turín y Milán; sitiando Verona. Tras la rendición de Verona y Aquilea se apoderó de todo el norte italiano, mientras Majencio se resguardaba en Roma, cortando el puente Milvio evitando con ello la comunicación y el ingreso del enemigo a Roma.
Luego Majencio urdió otro plan, ya no defensivo sino de ataque, enviando sus tropas a atravesar el Tíber por un pontón, que permitía ser cortado al medio luego de la batalla para que los enemigos no pudieran perseguirlos. Majencio por consejo de los augures planeó la batalla para el 18 de octubre del año 312.
Antes de la batalla Constantino tuvo un sueño premonitor, según relata Lactancio, donde le aconsejaba llevar inscripto en sus escudos el monograma de Cristo.
La batalla aconteció entre Saxa Rubra y el Puente Milvio. Luego de encarnizada lucha venció Contantino, y en la fuga, Majencio y el resto de sus hombres perecieron ahogados al caer el pontón que atravesaban.
Al día siguiente Constantino hacía en Roma su ingreso triunfal.