Batalla de los Grandes Campos

La Batalla de los Grandes Campos o de los Campos Magnos o también llamada de las Grandes Llanuras se libró en el año 203 antes de nuestra era en el norte africano, en el contexto de la segunda Guerra Púnica.

En esta batalla se enfrentaron las fuerzas romanas dirigidas por Escipión el Africano, Cayo Lelio y Masinissa, que había antes luchado para Cartago; por un lado, y por el otro, las fuerzas del rey Sifax de Numidia, que antes había peleado del lado de los romanos y las del general cartaginés Asdrúbal.

Asdrúbal y Sifax tenían como objetivo detener el avance de los romanos por el norte de África, y para ello lograron reunir unos treinta mil hombres, entre los cuales se contaban unos cuatro mil mercenarios de origen celtíbero, que fueron colocados en la zona central del ejército, mientras los cartagineses se ubicaron a los lados.

Las fuerzas romanas se alinearon colocando a los asteros o lanceros, que componían la infantería ligera, adelante. Detrás de ellos se ubicaron los príncipes y en una tercera línea, los triarios, que eran los legionarios veteranos.

Los celtíberos lucharon con bravura logrando contener en principio los ataques romanos, pero luego se tornó su resistencia infructuosa y casi todos murieron en combate, mientras todas las fuerzas romanas los rodeaban, atacando también los flancos. Masinissa y Cayo Lelio persiguieron a Sifax en su huída, y libraron contra él la batalla de Cirta, donde fue convertido en prisionero y su trono como rey de Numidia fue ocupado por Masinissa.

Si bien los cartagineses reconocieron su derrota, no renunciarían a pelear contra Roma. Esa aceptación de las condiciones que Roma impuso, fueron para ganar tiempo y reorganizarse, poniendo los cartagineses a Aníbal al frente de sus tropas; lo que finalmente terminó con su definitiva caída en la batalla de Zama, que fue la que marcó el final de la Segunda Guerra Púnica.