Amalecitas
Los amalequitas o amalecitas fueron una antigua y feroz tribu nómada, que vagaba por el desierto de Sinaí, cuyo origen es controvertido, siendo para algunos un pueblo semita que descendió de Esaú, nieto de Abraham, y para otros una mera coincidencia entre el nombre Amalec del nieto de Esaú, ya que los amalecitas podrían ser un pueblo de nacimiento mucho más temprano. De ellos la Biblia nos da cuenta como la tribu más temible y odiada por los israelitas.
Los amalecitas si bien eran nómadas, algunos se radicaron al sur de Canaán, una región ubicada en Asia occidental, comprendida entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, ubicándose los amalecitas entre el mar Rojo y el mar Muerto, especialmente en Cades.
La primera batalla entre israelitas y amalecitas que nos relata el Éxodo, fue a de Rifidim, donde las tropas de los primeros, guiados por Josué los vencen gracias a la ayuda del Dios de Israel, Yahveh, implorada por Moisés, su hermano Aarón y Ur y que se hacía efectiva mientras Moisés mantuviera sus brazos en alto.
La segunda batalla es adversa a los israelitas como castigo de Yahveh, ya que el pueblo murmuró contra Moisés y descreyó de las promesas de conquista hechas por Dios, a causa de que diez de los doce informantes enviados a Canaán, exageraron sobre las fuerzas enemigas. Ante ello fueron condenados por Yahveh a vagar por el desierto por cuatro décadas. Para redimirse con el Creador, parte del pueblo decide ir a la conquista de Canaán pero ya es tarde pues esa no había sido la orden en ese momento, y allí es donde pierden contra los amalecitas.
También como castigo de Yaveh se cuenta en el Libro de los Jueces una nueva derrota de los israelitas por los amalequitas.
Con la unificación del reino de Israel, durante el reinado de Saúl, los israelitas logran vencer dos veces a los amalequitas. Sin embargo Saúl es castigado con perder su trono, pues desobedeció la orden divina de destruir totalmente a los amalequitas, y por el contrario tomó su ganado; y a su rey como prisionero. David, quien se hace cargo de las tropas israelitas y luego del trono, derrota contundentemente a los amalequitas.
Algunos amalequitas lograron escapar de la furia de David, pero en tiempos del rey Ezequías que gobernó Judá entre 745 y 717 antes de Cristo, son exterminados.