Historia

Atenas

Publicado por Hilda

AtenasEl Ática es un país montañoso, de clima templado y aguas escasas, con abundantes puertos y bahías.

Las comunidades que allí vivían, de orígenes heterogéneos, se agruparon en doce aldeas, que luego conformaron la ciudad-estado de Atenas.

La Acrópolis de Atenas, lugar fortificado y seguro que resguardaba a sus autoridades y familias prestigiosas, contaba con un portal de ingreso, llamado propileos, una estatua de enormes dimensiones en honor a la patrona de la ciudad, la diosa Palas Atenea, escultura que realizó el famoso escultor Fidias, en el siglo V. a C., y entre sus varios templos, se destacaba el Partenón, que data también del siglo V a. C.

Al igual que el resto de las ciudades griegas, Atenas, estuvo en sus comienzos gobernada por una monarquía, que luego fue reemplazada por una oligarquía, gobierno de unos pocos, privilegiados. Los arcontes, magistrados que duraban un año en sus funciones, eran elegidos de entre los nobles o eupátridas y se repartían todos los poderes del estado (político, militar, religioso y judicial).

La interpretación de las leyes, que no eran escritas, estaba a cargo del Areópago, formado por los arcontes, que terminaban su mandato, lo que hacían a su arbitrio, en perjuicio del demos o pueblo, que no participaba de la vida política, y debían pagar por el aprovechamiento e sus tierras, los cinco sextos del producto de su trabajo. De no poder abonarlos, debían hacerlo en servicios personales, obligación que se transmitía como carga hereditaria a los hijos, en caso de muerte del padre.

El levantamiento del campesinado, apoyados por los artesanos y comerciantes, en reclamo de sus derechos, originó la expansión colonial, hacia nuevas tierras más productivas, en el siglo VII, a. C., surgiendo así una poderosa y rica clase social, constituida por los comerciantes. La importancia de Atenas se basó en su poderío marítimo y cultural.

La colonización no terminó con el conflicto social, y fue necesario plasmar las leyes por escrito, para impedir los abusos de la aristocracia. Esto fue realizado por Dracón en el año 624 a. C., quien codificó el derecho.

Otro grave problema era el de las clases empobrecidas, que debieron pedir préstamos a los nobles para subsistir, pero no pudieron pagarlos, y como consecuencia, fueron sometidos a esclavitud.

Para solucionar estos conflictos, se le concedieron al arconte Solón, poderes extraordinarios, realizando una serie de reformas.

El prestigio de Solón provenía de haber conquistado la isla de Salamina, cuya posesión se disputaban con Megara, desde hacía mucho tiempo, y de cuya pérdida los atenienses ya estaban resignados, a tal punto que se prohibió por ley, mencionar siquiera, a Salamina.

Desafiando esa prohibición, Solón recitó en el mercado, una elegía llamada Salamina, que logró más de 500 adeptos, para realizar la conquista.

Los habitantes de Megara, propusieron un arbitraje para dirimir la cuestión, y fue allí que Solón, asombró con su argumento. Expuso que la isla le correspondía a Atenas, ya que los muertos de ambos lugares (Atenas y Salamina), se enterraban de cara al oeste, mientras que en Megara lo hacían hacia el este.

Este astuto gobernante, eliminó la esclavitud por deudas y dividió a los ciudadanos de acuerdo con su fortuna (grupos timocráticos), lo que permitió la equiparación de los nuevos ricos, surgidos de la práctica comercial a los nobles terratenientes.

Había cuatro clases. En primer lugar, estaban los grandes propietarios, con una renta anual de 500 medidas de trigo o de vino y aceite. Luego estaban los caballeros eupátridas, que no tenían más de 300 medidas. Los terceros eran los labradores enriquecidos, que podían disponer de 200 medidas anuales y los últimos eran los que no llegaban a esa renta anual. Las clases más ricas pagaban mayores impuestos.

Las dos primeras podían integrar el Arcontado y el Areópago. Las leyes eran elaboradas por el Consejo de los Cuatrocientos o Bulé, integrado por las tres primeras clases, y todas las clases formaban la Asamblea o Eclesía, que votaba las leyes y elegía a los magistrados. También podían participar del Tribunal de los Heliastas, encargado de asuntos civiles y penales.

Sin embargo, las luchas sociales continuaron, y Solón abandonó su cargo viajando por Egipto, Chipre y Asia Menor, encontrando a su regreso a Atenas, que el arconte Damsias había extendido su mandato más allá de los límites legales.

Pisístrato, un noble empobrecido, tomó el poder en el año 560 a. C. e inauguró el gobierno de los tiranos, o sea, los que asumen por medios no legítimos.

Pisístrato gobernó a favor del pueblo, otorgando tierras a los desposeídos, les concedió préstamos y creó fuentes de trabajo al incentivar las obras públicas y la explotación de las minas de plata del Ática. Construyó acueductos y derribó los muros que impedían el ensanche de la ciudad.

Al pie de la Acrópolis, construyó los basamentos del templo de Zeus, de dimensiones gigantescas, que no pudo terminar.

Le sucedieron sus hijos, primero Hiparco, que fue asesinado durante un atentado y luego, Hipias, que en el año 510 a. C., fue derrocado por un grupo de nobles.

Retomado el poder por la nobleza, y con el peligro que representaba la adquisición de nuevos privilegios, surgió un nuevo personaje, Clístenes, que aunque integrante de la aristocracia, puso en práctica medidas populares.

Reformó la distribución en cuatro clases, impuesta por Solón en base a la fortuna, reemplazándola por una distribución de acuerdo al lugar de su residencia, en diez distritos o tribus, con idénticos derechos.

El Consejo de los Cuatrocientos, pasó a ser el Consejo de los Quinientos, ya que cada tribu, elegía cincuenta representantes para integrarlo y otros quinientos integraban el Tribunal de los Heliastas.

Esta participación igualitaria de los ciudadanos, dio nacimiento a una nueva forma de gobierno, que sería ejemplo para el mundo: la democracia, que se consolidó durante el gobierno de Pericles.

Este concepto de democracia (gobierno del pueblo) era restringido. En el año 451 a. C. Pericles, promulgó una ley, por la cual eran considerados ciudadanos, con derecho a participación política y a la posesión de tierras, los varones libres, hijos de padre y madre atenienses, quedando excluidos los esclavos, las mujeres y los metecos o extranjeros.

Los esclavos, eran considerados cosas, por lo tanto se podían comprar y vender, reconociendo un dueño, que disponía de ellos a su arbitrio, aunque en Atenas recibieron trato humanitario.

La fuente de esclavitud fueron los prisioneros de guerra o su compra a mercaderes y traficantes, ya que la prisión por deudas fue abolida por Solón.

Los metecos o extranjeros eran personas libres, sin derechos políticos ni posibilidad de acceder a la propiedad de la tierra. Sin embargo dominaban el comercio marítimo y las actividades bancarias.

Las mujeres tampoco eran ciudadanas, y su lugar era el hogar, del que sólo salía para participar de reuniones familiares, festividades religiosas y el teatro, que tenía carácter religioso.