La Enmienda Platt
Para finales del siglo XIX, la mayor parte de las posesiones españolas en América latina habían logrado su independencia, con excepción de Cuba que, finalmente, lograría su emancipación en 1898, tras complicadas negociaciones en las que intervendría el gobierno norteamericano, primero en papel de mediador y luego como sucesor de la posesión cubana. El 10 de diciembre de ese año, se firmaría el Tratado de París, con el que Cuba, aparentemente, recobraba su independencia.
Aunque los Estados Unidos apoyaron a Cuba en la parte final de guerra, realizando bloqueos navales de la isla durante la lucha independentista, la verdad es que la guerra de Independencia ya estaba prácticamente ganada por los cubanos tras casi tres décadas de enfrentamientos.
La Enmienda Platt es una ley norteamericana, promulgada por el Congreso de Estados Unidos en los inicios del siglo XX y puesta como un añadido condicional a la Constitución cubana; de no aceptarla, hubiera representado para los cubanos un conflicto con el gobierno norteamericano y el riesgo de la ocupación militar de la isla de manera permanente, por parte de los EEUU.
En 1901, El congreso norteamericano, a través del comité de asuntos cubanos dio su aprobación a una enmienda cuyo contenido causó indignación entre el pueblo cubano que había sufrido treinta años de lucha para conseguir su emancipación.
En el primer artículo se le prohibía a Cuba tratados con gobiernos extranjeros que pusieran en riesgo su territorio o su independencia, lo que resultaba irónico, dado el carácter extranjero de la enmienda, su firma significaba la negación de este primer artículo. El segundo artículo impedía a Cuba hacerse de deudas que superaran su capacidad de pago y amortización de intereses.
Con todo, el artículo más importante y punto neural del conflicto, le daba el derecho a los norteamericanos de ocupar militarmente la isla en caso de que la vida, propiedades o libertad de los cubanos corrieran peligro, a juicio, claro del gobierno norteamericano.
El cuarto artículo era, prácticamente, una patente de corso para los intereses norteamericanos, pues daba validez a cualquier acto realizado por las fuerzas militares de los EEUU en la isla.
En el quinto artículo de la enmienda Platt, Cuba se veía obligada a mantener las condiciones higiénicas y de salud para evitar ser foco de enfermedades que pusieran en riesgo a la población del sur de los EEUU. Este artículo resultó ser de los más humillantes para el pueblo cubano.
Dado que desde la dominación española hasta el momento de la enmienda, se consideraba que Cuba era solamente una isla y no el resto de islas, islotes y cayos que la conforman como país, los norteamericanos deciden, en el artículo sexto, que la isla de pinos (hoy, isla de la juventud) será puesta a consideración, para ver si pertenece a Cuba o no.
Otro de los artículos importantes de la enmienda Platt y que sigue siendo sujeto de controversias hasta la fecha es el séptimo, donde Cuba se obligaba a ceder parte de su suelo para que los norteamericanos pudieran establecer desde bases militares hasta empresas carboneras. A causa de este apartado, fue posible la edificación de la base naval de Guantánamo.
En el artículo octavo, por último, se fijaba que los artículos de la enmienda debían suscribirse como un tratado permanente entre ambas naciones.
El congreso de los EEUU firmó la enmienda el 2 de marzo de 1901, que en el acto fue suscrita como ley por el presidente norteamericano. Las reacciones no se hicieron esperar: el pueblo cubano protestó, ante lo que consideró un atentado contra su independencia tan duramente conquistada. Numerosas manifestaciones llenas de inflamado patriotismo se sucedieron en la isla, donde los gobernantes tuvieron acalorados debates entre quienes se oponían frontalmente y entre quienes no veían otra salida: firmar o permitir la ocupación militar permanente de la isla. Tras treinta años de lucha, agotados moral, física y económicamente, el pueblo cubano no tenía en ese momento muchas salidas.
Finalmente la Asamblea Constituyente cubana, el 12 de junio de ese mismo año, con pocos votos de diferencia, decidió incluir la enmienda en su constitución.
En 1925, la isla de Pinos pasa a ser propiedad de Cuba tras los tratados Hay-Quesada, que rectificaban ese artículo de la enmienda Platt. La enmienda fue derogada en la constitución cubana en 1934, quedando vigente el artículo séptimo, referente a las posesiones norteamericanas en suelo cubano, dejándose la base naval de Guantánamo en posesión de los EEUU.