La Batalla de Maipú
ANTECEDENTES
Luego del Cruce de los Andes por parte del ejército sanmartiniano, y de la batalla de Chacabuco, los criollos pudieron entrar a Santiago, y los realistas se refugiaron en el sur de Chile, sobre todo en Concepción y Talcahuano, bajo el mando del Coronel José Ordóñez, intendente de Concepción. Las Heras, obtuvo importantes triunfos en Curapaligüe (5 de abril de 1817) y en Gavilán (5 de mayo de 1817) logrando entrar en Concepción. Los fuertes de Arauco, fueron tomados por Freire, y los españoles quedaron reducidos a Talcahuano, fortaleza comunicada en forma naval con Lima. La ocupación de Talcahuano estuvo a cargo de O´Higgins, que le puso sitio, para que no pudiera ser abastecida por mar. Con fuerzas que duplicaban a las enemigas, en hombres pero no en armas, luego de un sitio de duró un año, se decidió el ataque. El encuentro se produjo el 5 de diciembre de 1817, pero no lograron la rendición de la plaza, que estaba liderada por Ordóñez.
Enterado San Martín que los españoles recibirían refuerzos, los que estuvieron al mando de Osorio, dio orden a O´Higgins, de que se uniera a sus fuerzas, en el norte. El General Osorio arribó en enero de 1818, y se dirigió por tierra hacia el norte para perseguir a los independentistas, pero éstos, con sus fuerzas unificadas, lo obligaron a retroceder hacia las afueras de Talca.
En ese lugar, los españoles, con mucho menos hombres ((4.600 frente a 7.600 de las tropas de San Martín) planearon un ataque nocturno y sorpresivo que les valió la victoria de Cancha Rayada. La derrota de Cancha Rayada, obligó a San Martín a replantearse la estrategia. El mando de las tropas fue encomendado a Las Heras, quien había demostrado valor y audacia en Cancha Rayada, salvando a la mitad de su tropa. En diez días el ejército ya estaba reorganizado para la defensa de Santiago.
EL ENCUENTRO EN MAIPÚ
Cerrando el camino hacia Santiago, San Martín ubicó sus fuerzas en Maipú, que a su vez, implicaba un escollo en la ruta a Valparaíso. El día 4 de abril, Osorio, acampó muy cerca de las tropas criollas, en la hacienda de Espejo.
Los españoles contaban con aproximadamente cinco mil trescientos efectivos, cuatro batallones de infantería, dos compañías de artillería con catorce piezas y cinco escuadrones de caballería. Los patriotas sumaban casi cinco mil hombres, nueve batallones de infantería, dos de artillería con veintiuna piezas y cuatro escuadrones de caballería, entre los que se contaba el Regimiento de Granaderos a Caballo.
La batalla tuvo lugar el 5 de abril de 1818. El ataque de las tropas de San Martín, que en la meseta de Lomas Blancas, se había dividido en dos sectores, se concentró en el flanco derecho del enemigo, con Las Heras al frente del operativo. En el sector izquierdo, bajo el mando de Rudecindo Alvarado, se efectuó un ataque secundario. Osorio trató e impedir con casi el total de sus hombres que cediera su ala derecha, lo que logró en un principio. Sin embargo, el sector izquierdo, que había quedado desprotegido, cayó ante las fuerzas patrióticas.
El sector derecho del ejército criollo, fue robustecido empleando la reserva, que se había formado al mando del coronel Hilarión de La Quintana, logrando dispersar al enemigo, con un ataque en sentido oblicuo, encerrando a los españoles por ambos flancos, a lo que se adicionó un ataque por el frente. Ordóñez acumuló sus fuerzas en la retaguardia, pero fue aniquilado por las fuerzas conjuntas de Las Heras y Balcarce. Osorio, con sólo 600 efectivos sobrevivientes huyó rumbo al sur.
CONSECUENCIAS
Los españoles perdieron 2.000 hombres y 3.000 fueron hechos prisioneros. Los patriotas perdieron 1.000 soldados.
Luego del triunfo de Maipú, que aseguró la libertad para Chile, San Martín volvió a Buenos Aires para solicitar contribuciones. Osorio se dirigió al frente de su diezmada tropa hacia Perú, para impedir la continuación del plan independentista.
La situación financiera no era la más alentadora, ya que el pueblo porteño estaba cansado de financiar las campañas, y consideraban que se habían obtenido triunfos suficientes, y la guerra del Litoral ocasionaba también grandes erogaciones. Por eso, los quinientos mil pesos ofrecidos por el Director Supremo Pueyrredón, no pudieron ser recaudados. Chile, que había ofrecido la suma de trescientos mil pesos, tampoco pudo cumplir su promesa.
San Martín amenazó ante la falta de recursos con retornar a Buenos Aires y dejar inconclusa la campaña al Perú. Algunos sectores porteños se sintieron complacidos con esa decisión ya que se esperaba en Buenos Aires un nuevo ataque realista. El Director Supremo Pueyrredón quería sin embargo, continuar la empresa sanmartiniana. Por ello, firmó en enero de 1819, la alianza entre Argentina y Chile, con el objetivo de liberar a Perú del gobierno español. Sin embargo, el 27 de febrero, Puyrredón se vio obligado a requerir el regreso del Ejército de los Andes para proteger a Buenos Aires en la guerra civil contra Santa Fe. Esta orden de retorno fue revocada dos veces. Primero, porque O´Higgins aceptó dirigirse hacia Perú con la suma de doscientos mil pesos que pudo reunirse. Pueyrredón, entonces, cedió a la petición de suspender el regreso pero lo volvió a requerir cuando los españoles comenzaron a ingresar por el norte argentino. Pueyrredón desistió de la idea del regreso de San Martín cuando este presentó la renuncia al mando de las tropas, si se le ordenaba retornar.
Cuando se produjo la renuncia de Pueyrredón, en junio de 1819, Rondeau, el nuevo Director Supremo, también intimó a San Martín para que retornara a luchar contra Santa Fe. San Martín, enemigo de participar en luchas internas, se negó al pedido. En 1820, Rondeau fue destituido y el Congreso fue disuelto. Ante esa situación y considerando San Martín que las autoridades que lo habían nombrado ya no existían renunció a su cargo militar. Esto lo hizo como parte de un plan, para que se le permitiera continuar con la expedición al Perú, y lo logró. El 2 de abril se firmó el Acta De Rancagua, donde se le rechazó la renuncia, pues se alegaba que su nombramiento tenía como objetivo “la salud del pueblo”.