La Bandera Chilena
Durante la etapa de la Patria Vieja, por iniciativa de José Miguel Carrera, Chile tuvo su primer pabellón patrio, con tres franjas: azul, blanca y amarilla, que representaban la majestad, la ley y la fuerza, atributos del estado, según el literato Camilo Henríquez o, según otra teoría, el cielo, la nieve cordillerana y los campos de dorados trigales.
Flameó por primera vez, el 4 de julio de 1812, bordada por Javiera Carrera, hermana de José Miguel, imbuida de la causa por la independencia, siendo ella, quien inculcó este ideal en sus hermanos menores. El acontecimiento en que se la usó fue una fiesta organizada por Joel Robert Poinsett, cónsul estadounidense, para conmemorar el aniversario de la independencia de su país, ejemplo para Chile. Recordemos que Estados Unidos había brindado apoyo a Careras para la causa de la revolución chilena. El 30 de septiembre fue al igual que la escarapela, oficialmente adoptada, aunque ningún decreto legalizó su uso.
La vida de este símbolo se extinguió, luego del desastre de Rancagua, con la firma del tratado de Lircay, por el cual de nuevo Chile bajo la dependencia española, debió usar la bandera de éste país dominador.
Luego de la batalla de Chacabuco, donde el ejército de los Andes, enarbolando una bandera argentina, logró la independencia chilena, el 12 de febrero de 1817, pudo pensarse en una bandera propia, que la distinguiera del resto de las naciones del mundo.
De esta manera, se adoptó, desde esa fecha, una bandera de transición, diseñada por el general Juan Gregorio de Las Heras, militar argentino, héroe del Cruce de los Andes y de la batalla de Chacabuco, con una franja azul, otra blanca y la última roja, representativas de los colores de la divisa mapuche en su lucha contra la dominación española, basada en los versos del poeta y soldado español, Alonso de Ercilla, en su obra “La Araucana” donde describió la guerra de Arauco. No fue aceptada pues se confundía con los tonos de la bandera holandesa.
Por decreto-ley del 18 de octubre de 1817, emitido por Bernardo O´Higgins, y refrendado por el ministro de guerra, mentor de su creación, el coronel José Ignacio Zenteno, fue adoptada oficialmente la bandera que aún es usada en el país. El diseño del pabellón le correspondió al español Antonio Arcos, también héroe de Chacabuco, aunque hay controversia con otros autores que sostienen que el diseño fue obra de Gregorio de Andía y Varela, comerciante español, radicado en Chile desde 1758.
El 12 de febrero de 1818, al proclamarse la independencia, fue utilizada por primera vez en forma pública y jurada solemnemente, teniendo el honor de portarla el general Tomás Guido, uno de los más valientes hombres de la campaña libertadora sanmartiniana.
Consta de una franja roja horizontal inferior, que representa la sangre que costó la independencia, y una franja blanca superior del mismo ancho que la roja, que simboliza las cumbres nevadas de la cordillera andina. Sobre la franja blanca, restándole un tercio, en forma de cuadrado en su lateral izquierdo, se observa un fondo azul, como si el cielo chileno se hubiera colado en un rinconcito de la insignia majestuosa, para celebrar su existencia entre las banderas del mundo. Y en el centro del simbólico cielo azul, se destaca una blanca estrella, de cinco puntas, guía rectora, y luz, de los destinos de la patria.
En el año 1967, se dictó el Decreto Supremo 1534, por el que se definieron las tonalidades de la bandera: azul turquí blanco y rojo, conformando la Bandera, con el Escudo de Armas, la Escarapela o Cucarda y el Estandarte Presidencial, los símbolos patrios chilenos. El Estandarte Presidencial o Bandera Presidencial es lo que identifica en muchos países, al Jefe de Estado, usándose sólo en el sitio de su residencia. En el caso de Chile este estandarte coincide con el diseño de la Bandera Nacional, adicionándole en su centro el Escudo de Armas.
El uso de la bandera, conocida también con el nombre de “Estrella solitaria” (al igual que la de Cuba) es obligatorio en las fiestas patrias del 21 de mayo y del 18 y 19 de septiembre, debiendo ser izada hasta el tope del mástil. Los particulares deben solicitar autorización para usar públicamente la bandera, en edificios públicos y/o privados.
Los edificios o construcciones engalanados con una bandera chilena en su parte exterior, deberán conservarla pulcra y en buenas condiciones, en un asta de color blanco, de un largo no menor a cuatro tercios de su paño, izado en forma total.
Si no se colocara en un mástil, se la extenderá horizontal o verticalmente, con el cuadro azul en la parte de arriba y a la izquierda del observador.
Se la pondrá a la izquierda del observador, cuando esté acompañada por alguna bandera de otra nacionalidad, y en el centro si las banderas que la acompañan sean de número par. Si el número de banderas junto a ella, es impar, se colocará a la izquierda del espectador, en primer término. Para que se destaque la bandera chilena, nunca tendrá un tamaño menor que las que la acompañen, ni debe ubicarse a una altura menor. Será la primera en izarse cuando en algún acontecimiento concurra con otras banderas, y la última en arriarse.