Sarmiento y Avellaneda
El Doctor Nicolás Avellaneda formó parte del gabinete, como Ministro de Justicia e Instrucción Pública, del Presidente Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874).
La sabia decisión de colocar a Avellaneda, abogado y periodista, en el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública posibilitó realizar una enorme y valiosa obra educativa, para concretar el anhelo sarmientito de “educar al soberano”, ya que puso en ello gran empeño y dedicación, ante una realidad difícil, ya que según lo expresado en el censo de 1869 existía un analfabetismo del 82 % en una población de 1.700.000 habitantes.
Se dictó una ley de Subvenciones en 1871, para construir escuelas y dotarlas de elementos. Se fundaron muchas instituciones educativas. Cuando asumió el cargo había 1082 escuelas, y a su finalización, 1.816. Entre sus obras se cuentan: la Academia Nacional de Ciencias, que se fundó en Córdoba en 1869; el Observatorio Astronómico, también en Córdoba en 1871; el Colegio Militar de la Nación (1869); la Escuela Naval (1872); la Facultad de Ciencias Físicas, la Escuela Normal de Paraná, la Escuela de Niñas, el Colegio de Sordomudos; y la Biblioteca Nacional de Maestros, en Buenos Aires, en 1870. Fueron fundados colegios nacionales en Jujuy, San Luis, Corrientes, Santiago del Estero y Rosario.
Los estudiantes primarios se triplicaron y se duplicaron los maestros, algunos traídos de Estados Unidos y Europa, llegando a 100.000 y 2.900 respectivamente.
Avellaneda contó con el apoyo de Sarmiento para sucederlo en la presidencia de la Nación entre los años 1874 y 1880, donde continuó la obra educativa.
La política educativa liberal de Sarmiento y Avellaneda, si bien cosechó aplausos, también les valió críticas por estar a favor de la escuela laica, y por su carácter elitista, ya que no se educaban de la misma manera los ricos que los pobres, que estaban destinados al trabajo obrero.