Roque Sáenz Peña
Nació el 19 de marzo de 1851, en un hogar de tradición jurídica. Era hijo de Cipriana Lahitte, hija del político rosista, Eduardo Lahitte y del Dr. Luis Sáenz Peña. Fue bautizado con el nombre de su abuelo paterno, que también era un militante partidario del régimen rosista. Luego de cursar el Bachillerato en el Colegio Nacional Buenos Aires, estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires, a la par que se desempeñaba como Capitán de la Guardia Nacional e iniciaba su carrera política dentro del Partido Autonomista Nacional de Adolfo Alsina. Concluyó sus estudios en leyes, doctorándose en 1875. Ese mismo año integró el Congreso siendo reelegido en dos períodos consecutivos, y ocupando la presidencia del organismo. En 1878 se retiró transitoriamente de la vida política al estar en desacuerdo con la política “acuerdista” de Avellaneda.
Intervino en 1879 en la Guerra del Pacífico poniéndose del lado peruano, en cuyas filas peleó heroicamente como Teniente Coronel, y perdiendo la ciudadanía argentina. Luego de ser hecho prisionero por seis meses, regresó a Buenos Aires, recobrando la ciudadanía, y ocupando en el Ministerio de Relaciones Exteriores, la subsecretaría.
Fue fundador y redactor del Diario “Sud América” en 1884, junto a otras personalidades como Carlos Pellegrini, Lucio V. López, Paul Groussac (estos dos a cargo de la sección de literatura) y el concuñado de Pellegrini, el tucumano, Delfín Gallo. La idea de este periódico era la de oponerse a las ideas del periódico “La Unión” de ideología católica, y al candidato presidencial Dardo Rocha, en ese entonces, gobernador de Buenos Aires. Más tarde, se constituyó en órgano defensor de la política de Juárez Celman. Este diario dejó de existir en 1892.
Luego de una estancia de dos años en Europa, de regreso al país, fue Ministro argentino en la República Oriental del Uruguay, en 1887, durante la presidencia de Juárez Celman, cuya llegada al poder había contado con su apoyo, y en la Conferencia de Montevideo, realizada un año después, tuvo una destacada participación, lo que repitió en la Conferencia Panamericana celebrada en Washington, en la que asistió representando al país con Manuel Quintana. Rechazó la posición de Estados Unidos de crear una unión aduanera de índole continental, y una única unidad monetaria, defendiendo el principio de la soberanía de los estados y el respeto a su inviolabilidad.
En 1890 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores, durante el ocaso del mandato de Juárez Celman, cuando el país se hallaba convulsionado. Luego de la Revolución del Parque, perpetrada por la Unión Cívica Radical, presentó su renuncia, acompañando la de Juárez Celman.
Fue postulado para ejercer la presidencia del país, para las elecciones de 1892, por los modernistas, liderados por Alcorta y Pellegrini, pero renunció a esa oportunidad cuando su padre aceptó por el oficialismo (a propuesta de Mitre y Roca) la candidatura. Durante el gobierno de su padre ejerció gran influencia, situación que a Roca le resultaba preocupante. Asumió en este período la jefatura del Regimiento de Guardias Nacionales, y en 1892, aunque por poco tiempo ocupó una banca de senador provincial en Buenos Aires. Luego de residir un tiempo en Entre Ríos, abrió un estudio jurídico en Buenos Aires en sociedad con Pellegrini y Pinedo, en 1895, alejándose del quehacer político.
En 1898, se desató la guerra entre España y Estados Unidos, por las posesiones coloniales. Cuba deseosa de independizarse del dominio español, halló la ayuda norteamericana, pero su idea era la de incorporar la isla a su dominio, pretensión frustrada por la negativa de su venta. La destrucción del acorazado estadounidense Maine, frente a La Habana, dio motivo a Estados Unidos para declarar la guerra a España. Roque Sáenz Peña estuvo de parte de la posición española, rechazando el imperialismo norteamericano. Finalmente cuba obtuvo su independencia.
Recibió en Lima, en el año 1905, por ley, la medalla de oro, por su desempeño en la guerra del Pacífico, siendo ascendido en el ejército de ese país, al grado de General de Brigada.
En 1906, durante el mandato de José Figueroa Alcorta (que complementaba el de Quintana, tras su deceso) fue enviado a Madrid, para representar a Argentina en las bodas de Alfonso XIII. Llegado a Madrid, fue designado Enviado Extraordinario y además, Ministro Plenipotenciario ante varios países: España, Portugal, Suiza e Italia. En este último país, fue notificado de un nuevo encargo diplomático, que consistía en encabezar la delegación argentina, junto al Dr. José María Drago, en la Segunda Conferencia de la Paz, realizada en La Haya. Allí apoyó la moción de crear un tribunal arbitral de resolución de conflictos, de carácter internacional.
Tomó intervención como parte de tribunal arbitral para dirimir el conflicto entre Venezuela y Estados Unidos, en 1909, año en que retornó a su patria.
En 1910, asumió la primera magistratura de la nación argentina, acompañado por Victorino de la Plaza en la Vicepresidencia. Desde su cargo de Presidente trató de erradicar los males de la corrupción electoral, que desde tiempo atrás impedían la paz de la república. Las leyes no excluían a los analfabetos del derecho a voto, aunque muchos políticos opinaban que el sufragio debía ser calificado (por ejemplo Alberdi) pero las elecciones se manipulaban. Al crecer la clase media y la educación, la ciudadanía exigió mayor transparencia en los comicios. Para ello, logró sancionar la Ley Electoral conocida como Ley Sáenz Peña, que estableció el sufragio de características democráticas: Secreto, universal y obligatorio, terminando con el llamado “fraude burocrático” que había caracterizado el sistema eleccionario entre 1874 y 1912, dominado por el Partido conservador P.A.N. (Partido Autonomista Nacional).
Durante su mandato se siguió con la política de fomento de la inmigración, como todos los políticos de la generación del 80. Se alentó la explotación petrolera, sobre todo, luego de descubrirse yacimientos en Comodoro Rivadavia. Fue una época de prosperidad económica, con gran dominio de los conflictos obreros y mejoras administrativas.
En octubre de 1913, dejó el mando por razones de salud, y el Vicepresidente Victorino de la Plaza se hizo cargo del ejecutivo. Falleció en Buenos Aires, el 9 de agosto de 1914.