Martín de Álzaga
Martín de Álzaga Olabarría nació en el pueblo alavés de Aramayona en el año 1755 y falleció en Buenos Aires en 1812. Fue un comerciante y político que desarrolló su actividad política y militar principalmente en el Virreinato del Río de la Plata.
Llegó a los dominios coloniales siendo un niño pobre, pero eso no impidió que en pocos años amasara una importante fortuna gracias al comercio de esclavos y de armas. Su fortuna le fue abriendo puertas hasta que llegó a ser miembro del cabildo de Buenos Aires y miembro fundador del Consulado de Comercio de la ciudad, una de las principales instituciones del Virreinato del Río de la Plata. También llegó a ser alcalde de la ciudad de Buenos Aires.
Durante la primera invasión inglesa en 1806 puso parte de sus bienes, junto a otros importantes comerciantes acaudalados como Martín de Pueyrredón y Sáenz y valiente, al servicio de la lucha por la liberación de la capital del Virreinato de Río de la Plata.
A su apoyo económico y debido a la carestía de armas y municiones que existían en la ciudad, propiciado por las confiscaciones realizadas por el general inglés Beresford, Álzaga que era un reputado comerciante de armas pudo hacer acopio de varios centenares de éstas e incluso construir talleres de reparación para las mismas.
Destacando como estratega y carismático líder logró construir un importante movimiento de resistencia clandestino para enfrentarse a los ingleses. El ejército clandestino llegó a ser decisivo en la reconquista la ciudad de Buenos Aires junto a las tropas comandadas por Santiago de Liniers que llegaba desde la ciudad de Montevideo. El 12 de agosto gracias principalmente al ejército secreto de Álzaga se derrota al invasor inglés y el general Berresford acepta la rendición.
Como consecuencia de estos acontecimientos Matín Álzaga constituyó un cabildo abierto que posibilitó que la responsabilidad militar pasara del virrey Rafael de Sobremonte a Santiago de Liniers.
A principios del año 1807, es elegido otra vez alcalde de la ciudad de Buenos Aires.
Pero los ingleses, aunque expulsados en un primer momento volverían a intentar la invasión del virreinato en junio de 1807, pero esta vez desde Montevideo. Los ingleses se hacen rápidamente con la ciudad ante la fragilidad de la resistencia presentada por las tropas del virrey Sobremonte.
Como en la anterior ocasión, Álzaga arriesga su fortuna personal para la creación de un regimiento de soldados de origen español principalmente. Pese a un primer fracaso de Liniers, Álzaga continúa con las operaciones militares hasta que finalmente el 9 de septiembre es liberada la ciudad de Montevideo.
Pero uno de los capítulos más decisivos de la vida de Martín de Álzaga estaba todavía por producirse. La rivalidad entre éste y Santiago de Liniers, que esos momentos era virrey, fue en aumento. El primero de enero de 1809 Álzaga organizó una sublevación para derrocar al virrey. Con tropas formadas principalmente por españoles, intentó presionar a Liniers para que abandonara su cargo puesto que creía conveniente la creación de una Junta de Gobierno integrada y dirigida por españoles con dos secretarios criollos hasta que se clarificara la situación de la Monarquía Española, en esos momentos inmersa en la guerra contra Napoleón Bonaparte. Pero una hábil maniobra de Cornelio Saavedra, aborta el movimiento encabezado por Álzaga y mantiene a Liniers en el cargo.
Estos acontecimientos, pese a todo, pavimentarán el camino para la Revolución de Mayo de 1810.
A inicios de julio de 1812 el gobierno en funciones aborta una supuesta conspiración de españoles y en la que está involucrado Álzaga que intenta cercenar el proceso de emancipación colonial contra el primer triunvirato del gobierno revolucionario. Parece ser que no se puede concluir a ciencia cierta que el objetivo de los supuestos conspiradores fuera restablecer de nuevo una relación de dependencia con la Monarquía Hispánica. Incluso es posible que la llamada conspiración pudiera no haber sido realmente cierta.
Martín de Álzaga fue arrestado y sometido a un proceso criminal secreto del cual no han quedado la identidad de los testigos inculpatorios. Al parecer sólo había uno y no se ha podido verificar nada sobre su persona. Álzaga fue fusilado el 6 de julio de 1812 en Buenos Aires.
Actualmente sus restos mortales se hallan en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario en la capital de Argentina junto a los del militar Manuel Belgrano.