Marcelo T. de Alvear
Marcelo Torcuato de Alvear nació en Buenos Aires (Argentina) el 4 de octubre de 1868, perteneciente a una rica y aristocrática familia de políticos. Se recibió de abogado en 1891 pero mientras tanto realizaba una próspera carrera política. En 1889 había participado en la organización de la reunión del Jardín Florida que planificó la Revolución del Parque. En 1890 se fundó la Unión Cívica, donde actuó como secretario de Alem, a quien le fue fiel cuando la UC se dividió, firmando el acta fundacional de la UCR.
En gira para presentar la fórmula Bernardo de Irigoyen-Juan M. Garro sufrió la prisión el 2 de abril de 1892 y fue deportado a Montevideo desde donde pudo regresar el 27 de mayo de ese mismo año.
Alvear tenía ideas demócratas liberales. Se desempeñó como diputado entre 1912 y 1916, siendo designado embajador en Francia durante el gobierno de Yrigóyen cargo que ocupó hasta 1922, período en el cual durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial ayudó a los aliados heridos de París. Integró la delegación argentina que concurrió a firmar el pacto de la Sociedad de las Naciones, pero aquí se mostró contrario a las indicaciones de Yrigóyen ya que no estaba de acuerdo en que de modo indiscriminado los países entraran en la liga. A pesar de las divergencias ideológicas, Hipólito Yrigóyen le brindó a Alvear su apoyo en la sucesión presidencial, siendo elegido por la Convención Nacional en 1922, llegando a la presidencia de la nación, luego de haber ganado las elecciones en abril de 1922, el 12 de octubre de ese año, y tras haber regresado al país en agosto.
Salvo Eufrasio Loza que ocupó el Ministerio de Obras públicas, el gabinete de Alvear fue integrado por opositores a Yrigóyen. El radicalismo se dividió entre sus seguidores que fueron denominados “antipersonalistas” y los que seguían bajo el liderazgo de Yrigóyen conocidos como “personalistas”.
Le tocó gobernar cuando la crisis de posguerra ya había comenzado a superarse, siendo la economía y el comercio muy prósperos en esta época, donde creció significativamente la inmigración europea. Las exportaciones de carnes y cereales hacia Europa fueron muy importantes. Se construyó el complejo industrial destinado a la refinación del petróleo aumentándose significativamente la producción nafta y petróleo. El coronel Enrique Mosconi fue designado director de YPF y tomó medidas para lograr el autoabastecimiento de petróleo. Se modernizaron las Fuerzas Armadas, a través de la obra de su Ministro de Guerra, agustín P. Justo, y se construyeron museos y teatros. Se comenzaron a edificar varios ministerios (Marina, Guerra y Obras públicas) y el Banco de la Nación. Se reglamentó el trabajo de menores dictándose en 1924, la ley 11.371. Sin embargo debió soportar 519 huelgas, entre ellas la de los cañeros y otra con el objetivo de vetar una ley de jubilaciones, pues tanto obreros como industriales estaban en contra de los aportes que debían realizar.
Se produjeron siete intervenciones federales por decreto y el Congreso dispuso tres más, pero sin que se generen demasiados conflictos.
En el orden externo, se firmaron tratados de delimitación de fronteras con Uruguay, Bolivia y Chile.
Cuando terminó su mandato, en 1928, fue sucedido por Yrigóyen, que fue derrocado por la dictadura en 1930. Alvear se radicó en París, pero volvió a Buenos Aires durante la década infame de Uriburu en 1931, entrevistándose con el dictador, con el que no llegó a un acuerdo para llegar a la presidencia pues le obligaba a excluir a los yrigoyenistas de la lista. Frente a ello se reabrieron los comités radicales pero la dictadura los allanó y Alvear tuvo que exiliarse en Río de Janeiro. Poco después se reuníó la Convención Nacional y el Comité Nacional fue reconstruido, siendo presidido por Alvear.
El 21 de julio de 1932, Alvear retornó a la Argentina pero fue apresado nuevamente, hasta abril de 1933 en que recuperó su libertad. A fines de la década su salud estaba deteriorada. Renunció a la presidencia del Comité, pero esta decisión le fue rechazada, falleciendo el 23 de marzo de 1942.