Los primeros ferrocarriles en Argentina
En el año 1814 se inventó la locomotora. Su autor fue el ingeniero inglés George Stephenson, quien estaba preocupado por la creciente demanda de carbón y la dificultad para transportarlo. Él mismo trabajaba en las minas de carbón y se le ocurrió la idea de crear un medio de transporte que usara el vapor como energía para funcionar, y que a su vez arrastrara varios vagones. Once años más tarde un grupo empresarial inglés dedicado a la explotación de minas de carbón, extendieron las líneas férreas, para que las vagonetas pudieran arribar desde los lugares de extracción a los puertos, lo que constituyó un negocio excelente, que propendió a su perfeccionamiento y a incorporar el transporte de pasajeros además del de carga, al punto tal, que entre 1845 y 1847 se dio un fenómeno conocido como “manía del ferrocarril”, que en Inglaterra se desarrolló gracias a capitales privados.
En el resto de Europa la expansión ferroviaria ocurrió luego de 1850, en algunos casos con participación de la Banca y el aporte estatal como aconteció en Alemania; y en América el precursor fue Estados Unidos que acompañó el desarrollo inglés.
La Argentina, constituida en país agroexportador, a partir de 1870, necesitó también de los ferrocarriles para trasladar la carga desde el interior hasta las ciudades y hacia los puertos, en especial el porteño. El primer ferrocarril en Argentina se inauguró en el año 1857, mientras comenzaba paulatinamente el desarrollo industrial, con la producción de papel, vino, azúcar, harinas, jabones, sombreros y ropa, sumándose en 1880 la producción de madera, aceites, fabricación de carruajes, muebles, vidrio, fósforos; y paralelamente fue creciendo a dos mil quinientos kilómetros el tendido de vías, que diez años después ya conectaban casi todas las capitales provinciales con Buenos Aires. En 1914 la extensión de vías férreas alcanzó los treinta y tres mil quinientos kilómetros, siendo el décimo país en extensión de vías férreas del mundo y el tercero en el continente americano. El capital británico fue fundamental ya que los inversionistas locales preferían comprar tierras.
La primera red ferroviaria se ubicó al Oeste, siendo de propiedad de Buenos Aires; para luego agregarse el tendido del Sur y el Ferrocarril Central Argentino que enlazaba Rosario y Córdoba. En 1876 se inauguró el ferrocarril Central Norte, el primero de creación estatal, que extendía la línea férrea de Córdoba integrando a Tucumán. En 1909 se sancionó la Ley Orgánica de los Ferrocarriles del Estado, que los hizo depender del Ministerio de Obras Públicas, centralizando su control.