Lisandro de la Torre
Nació el 6 de diciembre de 1868 en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe (República Argentina) y fue llamado con el mismo nombre de su padre, un mitrista, de ascendencia vasca, criador de ovejas, que luego vio diezmado su patrimonio, y debió tolerar el remate de su propiedad.
Fue criado en un hogar católico y concurrió a una escuela de esa fe. Pero desde esos años se despertó en él un rechazo hacia los hombres de la iglesia, posiblemente al sorprender a uno de sus maestros religiosos tratando de conquistar a una mujer. Se inclinó por los estudios filosóficos, admirando a Ernest Renán que en su “Vida de Jesús”, expuso a Jesús como un ser admirable, pero no como el hijo de Dios, y Spinoza, que identificó a Dios con la naturaleza, concepción panteísta que tendrá gran influencia en él, y que agudizaron esa postura anticlerical.
Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires, carrera en la que se graduó brillantemente en 1890. Su tesis doctoral versó sobre el tema “Régimen Municipal”, tema que lo apasionaba y que consideraba fundamental para sentar sobre esas primeras bases institucionales, el resto de la organización nacional.
Era apasionado, liberal, ateo, vehemente, y por sobre todo, amaba mucho a su patria. Creía que el voto debía estar limitado a aquellos que pagaran sus impuestos, pensamiento similar al de los girondinos de la Revolución Francesa, pero esa idea fue desechada por el propio De la Torre en su edad madura.
Fue miembro de la Unión Cívica Radical, compañero ideológico de Leandro Alem y Aristóbulo del Valle, opositor de Roca, y peleó en la Revolución del Parque de 1890.
En el año 1896, ocurrió la muerte de Aristóbulo del Valle en el mes de enero, y el suicidio de Alem en julio. Tras estos hechos, abandonó el partido en 1897, con una carta donde denunciaba los engaños de Hipólito Yrigóyen, personaje al que le atribuyó intereses mezquinos y personales, que impedían establecer una conciliación con los mitristas, que les facilitaría impedir la llegada de Roca al poder. Ambos (De la Torre e Yrigóyen) se batieron a duelo, el 6 de septiembre de 1897, y recibió De la torre, un corte en su mejilla, cuya cicatriz disimuló a partir de entonces, con su barba característica.
Su labor periodística, que se había iniciado como Director del periódico “EL Nacional” de Aristóbulo del Valle llegó a un punto culminante cuando apareció su diario “La República”, en 1898, en su ciudad natal, cuyo Secretario de Redacción, fue Florencio Sánchez.
En 1899 partió rumbo a Estados Unidos y luego a Europa, y a su retorno a Rosario, fue designado Presidente de la Sociedad Rural.
Junto a Francisco Correa, Fernando Pessan y Enrique Thedy, que también se separaron de la Unión Cívica Radical conformó, en 1908, la Liga del Sur, en Rosario, con un Programa de ocho puntos propuestos por De la Torre que los demás miembros aprobaron sin objeciones. El punto 1 se refería a la necesidad de la reforma de la Constitución de la provincia de Santa Fe. El punto 2, trataba de cómo debía estar compuesto el Colegio Electoral. El 3, trataba sobre el Senado de la provincia, el 4, del régimen impositivo, el 5, sobre la facultad de cada distrito rural de elegir sus representantes. El punto 6 proclamaba como autónomas a las ciudades de Rosario y Casilda y la facultad de adquirir una parte de sus rentas, por cada localidad. El punto 7, anexaba a la circunscripción judicial sur de Santa Fe, los departamentos de San Lorenzo y San Martín. Por último, el punto 8 establecía la condición de inamovilidad para los jueces.
En el año 1911, Lisandro de la Torre fue electo diputado provincial por el Departamento de San Lorenzo, y en 1912, ocupó el cargo de diputado de la nación por la Liga del Sur. Entre sus principales proyectos se destacó el del Régimen Municipal para las provincias.
El 14 de diciembre de 1914 fundó el Partido Demócrata Progresista, cuya asamblea Constitutiva se realizó ese día en el Hotel Savoy de Buenos Aires. Surgió como opositor a la candidatura de Irigóyen, presentándose a las elecciones presidenciales de 1916 bajo la fórmula Lisandro De la Torre-Alejandro Carbó, pero fueron vencidos por Hipólito Yrigóyen, quien ocupó la presidencia.
En 1919, tampoco logró ocupar una banca en el Senado por la Capital federal.
La máxima influencia de este partido se circunscribió a la provincia de Santa Fe, donde participó en la redacción del texto constitucional provincial, que fue sancionado el 13 de agosto de 1921. Sin embargo, el gobernador Enrique Mosca, perteneciente al radicalismo, lo vetó, sobre todo porque establecía un enfrentamiento con la iglesia, al mantener al estado con neutralidad religiosa.
En 1922 pudo ocupar una banca de diputado nacional en representación de la provincia de Santa Fe. En 1925, se retiró de la política, dedicando su vida a la serenidad del campo en su estancia ubicada en Pinas.
En 1928, en las elecciones para gobernador, su candidato, Francisco Correa, sufrió una aplastante derrota.
El año 1930, trajo consigo el gobierno de facto de Uriburu, amigo de Lisandro de la Torre quien le ofreció ocupar un cargo en su gobierno, que rechazó sin dudar.
En 1931, el partido se alió con el socialismo formando la Alianza Demócrata-Socialista, que presentó en las elecciones presidenciales la fórmula Lisandro De la Torre-Nicolás Repetto, que fue vencida por la que conformaron Justo-Roca (h).
En el año 1932, las cosas comenzaron a cambiar de rumbo, y el partido comenzó a contar logros, como la asunción de Luciano Molinas, como gobernador de la provincia de Santa Fe, durante cuya gestión la moderna Constitución de 1921, que había quedado en el olvido, pudo ver la luz y ser aplicada. Ese mismo año Lisandro de la Torre obtuvo un cargo de Senador en el Congreso Nacional. Un año más tarde, la ciudad de Rosario estrenaba su Carta Orgánica Municipal por el cual la mujer adquiría derechos políticos.
En 1935, Lisandro de la Torre inició desde el Senado un proceso de investigación sobre la corrupción que existía en el comercio de carnes, y denunció el pacto Roca-Runciman, que favorecía sólo a Gran Bretaña. Mientras duró este proceso asesinaron a Enzo Bordabehere, discípulo de Lisandro de la Torre y también Senador, por una bala, cuyo destino era acabar con la vida de Lisandro de la Torre, lo que motivó la intervención de la provincia de Santa Fe. Federico Pinedo, Ministro de Hacienda molesto por la actitud cuestionadora de De la Torre, lo retó a duelo, pero sin mayores consecuencias para la integridad física de los partícipes.
En enero de 1937 renunció a su banca en el Senado y se limitó a ofrecer conferencias, siendo particularmente interesante la polémica suscitada con el director de la revista “Criterio”, monseñor Franceschi, quien lo tildó de “comunista vergonzante”.
El 5 de enero de 1939, Lisandro de la Torre se suicidó de un disparo, tal vez inspirado por su entrañable camarada, Alem, que años atrás eligió el mismo destino. El lugar de la tragedia fue su departamento de la Capital Federal, y los motivos, el no poder hacer frente a su dura crisis financiera, por una sequía que arruinó su emprendimiento agropecuario, que se sumaba al asesinato de su amigo que murió en su lugar, y a la honda depresión de una política corrupta, que le era infructuoso remediar.
Sus cenizas descansan en Rosario, en el cementerio de El Salvador. En realidad, su deseo, según su última carta era que sus cenizas se arrojaran al viento, como una manera de “volver a la nada”.