La Revolución Libertadora
La Revolución Libertadora, indica en su propia denominación la idea de cambio y de liberación, pero no todos los cambios son positivos, ni toda liberación implica la idea de terminar con la opresión, ya que la nueva situación puede ser peor que la anterior. Esto fue lo que sucedió con este cambio, ya que la llamada metafóricamente por sus propios ejecutores, Revolución Libertadora, no fue ni más ni menos que un golpe de Estado que sufrió la República Argentina, a partir del 16 de septiembre de 1955, cuando las fuerzas militares, encabezadas por Eduardo Lonardi, depusieron de su cargo al presidente democrático Juan Domingo Perón, acusando los propios dictadores a Perón, de dictador, por obstruir la libertad de prensa y la exigencia compulsiva de afiliarse al peronismo a los empleados públicos.
Se vivía una época muy convulsionada y violenta. Así como el apoyo a Perón era mucho, también era numerosa la oposición que iba sumando grupos a sus filas: el comunismo, el radicalismo, los estudiantes universitarios nucleados en la F.U.A. y finalmente la iglesia. La fuerza militar con mayor fuerza opositora fue la Marina. Todo esto desembocó en varias conspiraciones para deponer a Perón, como los planes fallidos que iban a llevarse a cabo en 1951, el primero, por José Francisco Suárez y Bartolomé Gallo, y el segundo, encabezado por Pedro Eugenio Aramburu, quien no pudo concretarlo por ser trasladado a Río de Janeiro. Su lugar de jefe de la sublevación fue disputado entre Lonardi y Menéndez quien finalmente lo concretó en Plaza de Mayo, el 28 de septiembre, pero con un resultado adverso al no haber logrado mucho apoyo militar. Ante estos hechos, Perón declaró el estado de guerra interno.
Finalmente, el 16 de junio de 1955, la casa de gobierno en Buenos Aires fue bombardeada por la aviación de la Fuerza Aérea y la Marina, con apoyo de alguna parte del Ejército. Más de mil víctimas civiles dejó el ataque, y los actos de terrorismo se sucedieron, creando un clima de crisis manifiesto, aunque Perón pudo salvarse refugiándose en el Ministerio de Guerra hasta que finalmente estalló la Revolución Libertadora que comenzó en Córdoba, con el ejército reorganizado y la Marina.