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La presidencia de Mitre

Publicado por Hilda

Mitre tiene el triste privilegio de haber llegado al poder en la Argentina, por primera vez, luego de un golpe de Estado, práctica que dolorosamente enlutaría al Estado varias veces más, hasta el más sangriento y doloroso golpe de Estado, que sucedió en 1976, donde se proclamó el “Nunca Más” a esa forma de asumir el gobierno.

En efecto, fue la batalla de Pavón (17 de septiembre de 1861) la que llevó a Bartolomé Mitre, en ese entonces gobernador de Buenos Aires, unitario y defensor del predominio porteño, a asumir la conducción de facto del Estado recientemente unificado, tras la reforma constitucional de 1860.

De acuerdo con Urquiza, Mitre, aceptó la Constitución nacional, y convocó, por mandato especialmente de Entre Ríos, la reunión de un Congreso; llamando, el 15 de marzo de 1862, a elecciones representativas provinciales. Este Congreso una vez instalado, le entregó a Mitre la conducción del gobierno nacional, para luego designarlo Presidente de la República, dándole la calificación de “benemérito de la patria”. Su vicepresidente fue Marcos Paz. Las nuevas autoridades juraron el 12 de octubre de 1862.

Fueron sus ministros: de Interior: el sanjuanino Guillermo Rawson, de Hacienda el cordobés, Vélez Sársfield, de Interior, el porteño Rufino de Elizalde, para Guerra y Marina, nombró a Juan Andrés Nelly y Obes; y para Justicia, Culto e Instrucción Pública, a Eduardo Costa.

Se instaló la Corte Suprema de Justicia, siendo su presidente, el Dr. Francisco de las Carreras. Se encomendó la redacción de las Códigos, Civil, Comercial y Penal.

Partidario del centralismo porteño, reprimió en su mandato al federalismo del interior, especialmente de la zona cuyana, que estaba bajo el liderazgo del Chacho Peñaloza, que pereció asesinado.

Implantó el liberalismo económico, permitiendo el libre ingreso de productos extranjeros. Se concedieron franquicias en 1863, por la “Ley de Aduanas”.

La cuestión del asentamiento de la Capital Federal, como lugar de residencia de las autoridades nacionales, siguió dividiendo las tendencias, ya que Mitre y sus partidarios, querían que la ciudad de Buenos Aires sea la Capital de la nación, mientras que los autonomistas reclamaban los derechos de la provincia de Buenos Aires sobre su ciudad. En octubre de 1862 se aceptó por el Congreso, la Ley de Compromiso, por la cual las autoridades nacionales recibían la aprobación de la legislatura provincial para residir en Buenos Ares, por el lapso de cinco años.

Debió afrontar la guerra contra el Paraguay, para lo cual reclutó soldados a través de levas forzosas, que fueron muy resistidas, y él mismo se puso al frente de las tropas, dejando la conducción del país en manos del vicepresidente Marcos Paz, lo que se mantuvo hasta el 2 de enero de 1868, fecha en que Paz murió y Mitre debió reasumir su cargo, renunciando al frente de batalla. La guerra concluyó en la presidencia de Sarmiento, que fue su sucesor.