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La Liga Unitaria

Publicado por Hilda

Antecedentes

En 1826, se había dictado una Constitución de corte unitaria, que motivó el rechazo de las provincias. El 1 de enero de 1826 el gobierno de Buenos Aires aceptó la declaración de guerra del Imperio del Brasil, pues éste no admitía que la Banda Oriental integrara las Provincias Unidas del Río de la Plata. Si bien la guerra fue exitosa para las Provincias Unidas, la situación interna era muy difícil.

Las provincias rehusaban mandar sus fuerzas al gobierno de Buenos Aires pues temían que las pusieran en su contra en lugar de usarlas contra Brasil, lo que motivó que Rivadavia pactara una paz desventajosa con Brasil por la cual perdió la Banda Oriental. Rivadavia, por esta causa, debió renunciar el 27 de junio de 1827. En su reemplazo asumió como Presidente interino Vicente López y Planes, que pronto renunció.

El opositor Manuel Dorrego fue designado gobernador de Buenos Aires, lo que enfureció a los unitarios. La Banda Oriental logró su independencia.

El federal Dorrego, fue derrotado por las fuerzas unitarias de Lavalle el 12 de diciembre de 1828.

La formación de la Liga Unitaria

En estas luchas civiles que enfrentaron a dos corrientes en Argentina, la partidaria del centralismo y la de las autonomías provinciales, se produjo una unión de los sectores que apoyaban uno y otro pensamiento.

Los primeros se agruparon en la Liga Unitaria o Liga del Interior, el 31 de agosto de 1830, bajo el liderazgo de José María Paz, que había regresado de la guerra contra Brasil, y que había logrado dominar Córdoba, al derrotar al gobernador Bustos, y luego a Facundo Quiroga en las batallas de Oncativo y La Tablada.

Paz logró la adhesión de Catamarca, La Rioja, San Luis, San Juan, Mendoza, Salta, Tucumán y Santiago del Estero. Los pactos previos fueron: entre Córdoba y Mendoza, el 3 de abril de 1830, entre Córdoba y San Juan, el 16 de abril de 1830, y entre Catamarca, Córdoba, San Luis, La Rioja y Mendoza el 5 de julio de 1830.

Esta liga, que le confirió a Paz el mando supremo militar con facultades extraordinarias, tenía como fin imponer un gobierno unitario derrotando a los caudillos federales. Para mantener la integridad y el orden de las provincias que formaban la liga, Paz podía intervenirlas. Paz cumpliría sus funciones por el lapso de ocho meses, debiendo convocar un Congreso nacional.

Durante este periodo, la Liga Unitaria buscó consolidar su poder mediante la implementación de políticas centralistas que favorecieran el desarrollo económico y político de las provincias bajo su control. Sin embargo, las tensiones internas y la resistencia de los caudillos federales complicaron la estabilidad de la liga. La falta de un consenso claro sobre el modelo de gobierno a seguir y las diferencias ideológicas entre los líderes unitarios y federales intensificaron el conflicto.

Desafíos y conflictos internos

A pesar de sus éxitos iniciales, la Liga Unitaria enfrentó numerosos desafíos. La falta de recursos y el desgaste de las fuerzas militares en constantes enfrentamientos debilitaban su capacidad de mantener el control sobre las provincias. Además, la figura de Paz, aunque respetada, no lograba unificar completamente a los distintos líderes unitarios, quienes a menudo tenían sus propias agendas y prioridades.

El liderazgo de Paz también fue cuestionado por algunos sectores que veían en su figura un exceso de poder y una amenaza a las autonomías provinciales. Estas tensiones internas debilitaron la cohesión de la liga y facilitaron el avance de las fuerzas federales.

Fin de la Liga Unitaria

El ataque contra las fuerzas unitarias fue combinado. Quiroga derrotó a los gobernadores de San Luis y Mendoza; el caudillo Ibarra, de Santiago del Estero, marchó sobre su provincia, derrotando al gobernador Román Dehesa. Los hermanos Reinafé invadieron la campaña de Córdoba y Ángel Pacheco, desde Buenos Aires venció a Juan Esteban Pedernera.

Viéndose rodeado de enemigos, el general Paz intentó atacar a Estanislao López, pero fue sorprendido y tomado prisionero, manteniéndose en esa situación hasta 1839, en el cabildo de Luján. Si bien Lamadrid intentó continuar la lucha contra los federales, la Liga Unitaria estaba concluida.

Con la captura de Paz y la disolución de la Liga Unitaria, las provincias volvieron a caer bajo el control de los caudillos federales, quienes restablecieron el orden según sus propias estructuras de poder. Este periodo marcó un punto de inflexión en la historia argentina, subrayando las dificultades de establecer un gobierno centralizado en un país dividido por profundas diferencias regionales y políticas.