La Década Infame
CONTEXTO HISTÓRICO
Se conoce con este nombre el período iniciado el 6 de septiembre de 1930, cuando el general José Félix Uriburu, se apoderó del gobierno por un golpe de estado derrocando al presidente constitucional, Hipólito Yrigoyen. A él le sucedieron otros gobernantes que aplicaron una política contraria a los derechos humanos, como Agustín P. Justo, Roberto M. Ortiz y Ramón Castillo. Era una época difícil, la de la crisis de 1929, que había puesto en duda la efectividad de los sistemas democráticos y liberales para enfrentar las grandes crisis.
PRESIDENCIAS DE LA DÉCADA INFAME
El gobierno de facto instaurado por Uriburu, fue reconocido como tal, por una acordada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de fecha 10 de septiembre de 1930, reconociéndole validez a sus actos, en el desempeño de las funciones ejecutivas, pero sin otorgarle facultades legislativas ni judiciales. Aunque sin la autorización de Uriburu, los golpistas que lo apoyaron, realizaron una hostil persecución de los partidarios del gobierno depuesto, que representaba a la Unión Cívica Radical, que debió soportar el asalto de su Comité Central. El mismo Yrigoyen sufrió un ataque personal al ingresar estos golpistas a su domicilio y quemar sus efectos personales. El diario “La Calle” fue también incendiado y el periódico “La Época” fue ametrallado.
Si bien legalmente el ejecutivo no podía dictar leyes, de hecho, los decretos-leyes fueron usuales en esa época. Los decretos-leyes son las normas legales emanadas del Poder Ejecutivo sin que se siga el procedimiento establecido legalmente para la sanción de las leyes. La Corte Suprema se pronunció en contra de los decretos-leyes, pues si bien la necesidad impulsaba a otorgarles a los funcionarios de hecho las atribuciones de los que ejercieran el poder por mandato democrático, no se justificaba que posean atribuciones mayores, como las de establecer o modificar impuestos.
Admirador del régimen fascista, Uriburu, quería contar en el Parlamento (Poder Legislativo) no con representantes del pueblo de la nación y las provincias, sino con exponentes corporativos, que representaran los poderes de hecho o fuerzas vivas nacionales, como la Iglesia, los sindicatos, el ejército, las empresas, etc. No pudo imponer su idea, y disolvió el Congreso. Estableció el estado de sitio (suspensión de las garantías constitucionales por un tiempo limitado mientras dure la situación de crisis) y la Ley Marcial (esta ley implicaba que las personas y las cosas estaban sometidas a la justicia militar para su juzgamiento) además intervino las provincias y los jueces opositores fueron exonerados.
Su política represora, se dirigió contra todo lo que vulnerara el orden, la seguridad y el control absoluto por parte del estado. Así, los conflictos obreros fueron violentamente sofocados, para lo cual creó un organismo especial y privado llamado la Legión Cívica. Se persiguió a los anarquistas, algunos de los cuales fueron fusilados y otros deportados, muchos diarios fueron clausurados y los sindicados reprimidos.
La caída de Yrigoyen perteneciente al radicalismo fue bien vista por el Partido Socialista y el Comunista, ya que lo consideraban fascista, pero cuando asumió el gobierno de facto, consideraron, viendo su accionar, que ése era realmente el régimen que debían cuestionar. Muchos dirigentes socialistas resultaron presos luego de realizar reclamos y protestas contra el gobierno.
El 5 de abril de 1931, Uriburu hizo un llamado a elecciones considerando que los radicales, luego del gobierno de Yrigoyen habían perdido apoyo popular. Pero el error se hizo evidente cuando el candidato del radicalismo, Honorio Pueyrredón, se alzó con el triunfo en la provincia de Buenos Aires. Como no le convenía a Uriburu ese resultado, los comicios fueron anulados, llamándose nuevamente a elecciones pero proscribiendo al líder radical Marcelo T. de Alvear. La Unión Cívica Radical, volvió a abstenerse de intervenir en las elecciones hasta 1935, dada la situación de fraude electoral. Como partido opositor al gobierno dictatorial se constituyó la Alianza Democrática Socialista, integrada por la fusión de los partidos Socialista, y Demócrata Progresista.
Los nuevos comicios, dominados por el fraude electoral consagraron como Presidente al general Agustín P. Justo en 1932, quien ejerció un mandato corrupto y ligado a los intereses británicos, gobernando con sentido paternalista y conservador. Durante su gestión, el vicepresidente Julio A. Roca (hijo) firmó el pacto Roca-Runciman con Inglaterra, por el cual se aseguraba la exportación de carnes a ese país a un precio bajo, y otorgando concesiones que restringían el ejercicio de la soberanía nacional, como por ejemplo, otorgar a ese estado el monopolio de la Coordinación de Transportes, y el de los Bancos, ya que se creaba un Banco Central Mixto, con predominio de Inglaterra en las cuestiones financieras argentinas.
En septiembre de 1937 nuevas elecciones signadas otra vez por el fraude, consagraron presidente a Roberto M. Ortiz, radical antipersonalista. Como vicepresidente fue designado el conservador Ramón S. Castillo, quien pronto asumió la presidencia por la enfermedad de Ortiz. Esta fórmula había derrotado a la radical de Marcelo T. de Alvear- Enrique Mosca, en comicios irregulares donde se sucedieron los heridos y los muertos durante tiroteos registrados en las provincias de Mendoza, Santa Fe y Buenos Aires. Roberto Ortiz era síndico de la empresa Tornsquist, vinculada a los ferrocarriles ingleses.
Los miembros de la Alianza Democrática Socialista comenzaron a ganar bancas en el congreso, como ya había sucedido con el Partido Socialista, personas que lucharon contra las injusticias a que estaban sometidos los más humildes. Por iniciativa de Alfredo Palacios (socialista) se aprobaron leyes protectoras de la minoridad, de la maternidad, de los accidentes laborales y se denunciaron negociados.
Sin embargo no todos los políticos lucharon por restablecer una democracia limpia, habiendo un sector de la Unión Cívica Radical que se mantuvo aliada al gobierno para obtener réditos para su campaña partidaria, lo que condujo a que el pueblo descreyera de la clase política creándose una apatía cívica.
EL GOLPE DE ESTADO DE 1943
Esta sucesión de malos gobiernos trajo como consecuencia la preparación de un golpe de estado que estuvo a cargo del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) de ideología católica, anticomunista y nacionalista. Fueron apoyados por FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) constituida en 1935, por aquellos que se separaron de la Unión Cívica Radical. Eran seguidores de Yrigoyen y sus ideas eran nacionalistas y antiimperialistas. El golpe de estado se produjo ante la indiferencia de la ciudadanía. Castillo fue derrocado y asumió el general Rawson que duró en el mando tan solo tres días. Así se fueron sucediendo gobernantes efímeros mientras comenzaba a surgir en la esfera política y dentro del propio gobierno de facto, quien sería un líder indiscutido, carismático y controvertido de la política argentina: Juan Domingo Perón.