La Batalla de Guaqui
CONTEXTO HISTÓRICO
La Junta Grande constituida en Buenos Aires necesitaba el reconocimiento del interior. En el Alto Perú, faltaba la adhesión de Potosí y Charcas, que contando con el apoyo del virrey Abascal, pretendían alejarse de la revolución porteña.
Con el fin de lograr ese reconocimiento, el teniente coronel Antonio González Balcarce se dirigió hacia Cotagaita donde enfrentó al capitán José de Córdoba, al mando de las tropas del Alto Perú, pero debieron replegarse por la falta de artlliería.
El 7 de noviembre de 1810, triunfaron los porteños, en la batalla de Suipacha. Para evitar una guerra civil, Córdoba intentó reconocer a la Junta de Buenos Aires, pero su oferta no fue aceptada. En el Alto Perú, el pueblo y el Cabildo comenzaron a vislumbrar la posibilidad de brindar consenso al nuevo gobierno de Buenos Aires, lográndose la adhesión de las cuatro intendencias del Alto Perú.
Los jefes realistas, generales, José Córdoba, Vicente Nieto y el Gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sánz, fueron ejecutados, por órdenes recibidas desde Buenos Aires, lo que no contribuyó a la aceptación del ejército patriota, rechazado aún más cuando tomó para la causa revolucionaria las arcas de Potosí y Chuquisaca, y se autorizó las tropas a realizar saqueos.
Castelli, al mando del ejército luego de la renuncia de Balcarce, había recibido instrucciones de Moreno, de sembrar el terror en el enemigo, realizando estragos entre los derrotados, luego el primer triunfo que obtuvieran. Otra circunstancia adversa fue que entraron en la ciudad de La Paz cuando se conmemoraba el Viernes Santo, en una comunidad de gran espíritu religioso, y Castelli y sus hombres parodiaron escenas bíblicas, y festejaron con gran entusiasmo la victoria obtenida lo que hizo sentir a la población que se burlaban de sus sentimientos cristianos. Así las tropas fueron perdiendo, además del respeto popular, el orden y la disciplina.
Los indígenas fueron liberados de pagar tributos y puestos en un pie de igualdad con el resto de la población, lo que si bien ayudó a atraer a los aborígenes a la causa, alejó a los criollos, que sentían perder sus privilegios.
Castelli, al frente de los patriotas, y Goyeneche, que se había puesto al mando de los realistas, luego de pactar una tregua de 40 días que ninguno pensó en acatar, tomaron rumbo al norte, llegando hasta el río Desaguadero. Manuel Goyeneche, al mando de las fuerzas del Alto Perú, dividió sus fuerzas en tres fracciones. Mientras una se mantenía en reserva las otras dos atacarían al enemigo en forma simultánea, los lugares en que se habían instalado: Huaqui, Machaca y Caza. Esta última, una quebrada que comunica los dos primeros lugares. Los hombres de Castelli, habían tendido, además, un puente sobre el río Desaguadero, por el que movilizaron 1.200 hombres, para encerrar a los realistas en todas direcciones.
Las tropas revolucionarias contaban con cinco mil efectivos y tropas auxiliares de indígenas de miles de personas, sin demasiada experiencia bélica, y con el espíritu resquebrajado por los conflictos internos. Los realistas poseían aproximadamente 6.500 hombres bien organizados entrenados.
LA BATALLA DE GUAQUI
El 20 de junio de 1811, a las tres de la mañana, las divisiones de Castelli y Balcarce, sucumbieron en Guaqui o Huaqui, ciudad ubicada actualmente en el departamento de La Paz (Bolivia) dándose a una fuga desordenada, mientras Goyeneche atacaba Huaqui, con el respaldo de los coroneles Fermín Piérola y Francisco Picoaga y los coroneles Juan Ramírez, Pablo Astete, y los tenientes coroneles Luis Astete y Mariano Lechuga arremetían en Caza.
Tanto Balcarce como Castelli, debieron rendir cuentas en Buenos Aires de tan aplastante derrota. Las tropas que lograron sobrevivir retrocedieron hacia Potosí, y posteriormente a Jujuy. Caza también logró ser tomada por los realistas. Los pueblos, cansados de los abusos de los patriotas se sublevaron, y los apedrearon y acuchillaron. El gobernador de Charcas, Coronel Juan Martín de Pueyrredón, perseguido por los españoles, logró apoderarse del tesoro de la Ceca de Potosí, y conducirlo hasta Salta. Con ese dinero pudo reorganizarse el ejército.
CONSECUENCIAS
Luego de la derrota de Guaqui, que dejó un saldo de más de mil revolucionarios muertos, el Alto Perú se perdió para la causa revolucionaria, con el consiguiente peligro de que, desde allí, los españoles se trasladaran a la reconquista de Córdoba y luego incluso, la de Buenos Aires. El virrey de Lima consolidó el mando sobre dicho territorio. Goyeneche fue compensado con el título de Conde de Guaqui. Las minas de Potosí privaron a Buenos Aires de una importante fuente de metales. Saavedra dejó la presidencia de la Junta Grande y partió a colaborar en la reestructuración de las tropas. Para reforzar la defensa del territorio se dio por concluido el sitio de Montevideo.