Juan Larrea
Nació el 24 de junio de 1782 en Mérida (España). Estudió en las escuelas pías, y luego junto a su madre, arribó a Buenos Aires en el año 1800, dedicándose al comercio y al armado de barcos, siendo nombrado Síndico del Consulado.
Participó en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, pero luego, en la disputa entre los dos héroes de la reconquista, Liniers y Álzaga, tomó partido por el último, lo que le valió el exilio, simpatizando más tarde con la causa revolucionaria a pesar de su origen español.
Fue nombrado Vocal de la Junta de Gobierno porteña, del 25 de mayo de 1810 (aunque no había asistido al Cabildo Abierto del día 22) cuando tenía 27 años, estando del lado de los morenistas, lo que valió abandonar Buenos Aires, y radicarse en San Juan, un año más tarde, luego de la asonada del 5 y 6 de abril de 1811.
Retornó en 1812, y en la asamblea del año XIII, como diputado por la provincia de Córdoba, emitió su voto para apoyar la sanción de importantes leyes, como las que determinaron la abolición del Tribunal de la Inquisición, la esclavitud, los instrumentos de tortura, los títulos nobiliarios y la que adoptó el Himno Nacional.
Se destacó como economista, siendo el que aportó los recursos, oficiales y privados, para formar la escuadra del Almirante Guillermo Brown, desde su cargo como Ministro del Tesoro, designado por el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas.
En 1815 debió exiliarse, al disolverse la Asamblea, con la caída de Alvear, y le fueron confiscados sus bienes. Pudo regresar, siendo designado Cónsul General en Francia, por Manuel Dorrego, consiguiendo el reconocimiento del gobierno francés de la independencia argentina y formar nuevamente un considerable patrimonio, que durante el gobierno de Rosas, perdió, por ser un gran opositor del régimen rosista.
Su situación económica destruida, le impidió levantar un pagaré, lo que desembocó en su suicidio con un arma de fuego, hecho acaecido en Buenos aires, el 20 de junio de 1847.