Juan Domingo Perón
Nació en Lobos, Argentina, el 8 de octubre de 1895. Estudió en el Colegio Militar, graduándose en 1916.
Para ubicar el despertar de Perón como figura política conocida, debemos remontarnos al golpe de estado de 1943, que derrocó al gobierno de Ramón S. Castillo. Éste había asumido por enfermedad del Presidente Roberto M. Ortiz, quien había ocupado el poder en 1938, en elecciones de dudosa transparencia.
La ciudadanía no se vio conmovida por el golpe de estado, llevado a cabo por el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) pues el gobierno de Castillo era cuestionable.
El nuevo gobierno de facto fue desempeñado por el general Rawson, por tres días, por el general Pedro Pablo Ramírez por ocho meses, asumiendo el 24 de febrero de 1944 el general Edelmiro Farell, vicepresidente de Ramírez.
Es durante este gobierno de facto, cuando Juan Domingo Perón comienza su carrera política, ocupando la Secretaría de Trabajo, el Ministerio de Guerra para llegar a la vicepresidencia del país.
Durante este período al estar disuelto el Congreso, el Poder Ejecutivo se atribuyó la facultad de legislar, a través de decretos-leyes.
Los distintos sectores sociales, fueron obteniendo ventajas significativas del gobierno, que buscaba por este medio el respaldo popular.
La Iglesia, se vio favorecida con la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, los obreros consiguieron mejoras en sus condiciones laborales y los patrones obtuvieron créditos y protección aduanera. Se favoreció el desarrollo industrial mediante la sustitución de importaciones y el lanzamiento de un Plan quinquenal.
En materia educativa fomentó la gratuidad de la enseñanza universitaria, y permitió el ingreso de los hijos de obreros a las altas casas de estudios, estableciendo además la autonomía de las universidades. Sin embargo, el máximo apoyo al gobierno partió de los sectores más pobres, que vieron en Perón un líder para lograr la conquista de sus reivindicaciones sociales.
Este apoyo incondicional de las masas, generó desconfianza en ciertos sectores de la oposición y dentro mismo del ejército, sobre todo por su vinculación amorosa con Eva Duarte, que consideraban “afectaba el código de honor militar”. Por esos motivos presionaron sobre el presidente Farell, que obligó a Perón a renunciar.
Entre otras causas pueden citarse, la designación de Spruille Braden como embajador de los Estados Unidos en Argentina, que de inmediato se opuso a la política nacionalista, encarnada por Perón, y en contra del gobierno de facto. Los radicales y los conservadores iban consolidando su poder, y se aliaron a Braden.
Tras su renuncia, Perón fue confinado a la isla de Martín García. Pero así como las fuerzas contrarias al emblemático caudillo, habían logrado su destitución en la Marcha de la Constitución y la Libertad, una marea humana de humildes y postergados clamó en el centro histórico de la ciudad de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1945, que pasaría a la historia argentina, como el Día de la Lealtad Peronista, por la liberación de Perón. La consecuencia de este estallido social fue no sólo la vuelta del líder, sino la de los partidos políticos y el adelanto de las elecciones para febrero de 1946, en las que Perón fue electo Presidente, con Quijano como Vicepresidente, obteniendo 1,478.372 votos contra 1.211.666 de la Unión Democrática, formada por radicales, socialistas, comunistas y demócratas progresistas, habiéndose presentado como candidato del Partido Laborista, que fue disuelto por el propio Perón, al comprobar que no acataban sus decisiones. En 1946 creó el Partido Único de la Revolución Nacional, denominación que en 1947 fue reemplazada por Partido Peronista.
El aumento de la clase obrera puede explicarse, por el cese de la inmigración europea, que había sido la fuente del crecimiento poblacional argentino hasta 1914. A partir de ese año, se produjeron migraciones internas, con un desplazamiento de la población rural hacia las ciudades, sobre todo hacia Buenos aires, como consecuencia del proceso de industrialización, que desembocó en un amplio y desprotegido sector obrero.
Durante su gobierno, muy intervencionista se nacionalizaron los ferrocarriles y fue muy importante el accionar de la CGT, en defensa de los obreros sindicalizados, y de igual manera, los que no estaban protegidos por los sindicatos o los indigentes, fueron celosamente resguardados en sus derechos por Eva Duarte de Perón, la esposa del Presidente, conocida como “la abanderada de los humildes”, que bregó y consiguió el voto femenino y otros derechos, sobre todo laborales, plasmados en la reforma constitucional de 1949.
Ese año terminó la etapa ascendente del peronismo para comenzar una etapa tensa que se acentuaría en 1952, luego de su reelección, ocurrida en 1951, donde asumió el poder nuevamente con la fórmula Perón-Quijano, por 4.700.000 votos contra 2.300.000 de la fórmula radical, representada por Balbín-Frondizi, luego de incluir en la reforma constitucional la posibilidad de reelección, sin período intermedio, que vedaba el anterior artículo 77.
Durante el segundo mandato de Perón, sucedió el fallecimiento de Eva Duarte y una gran crisis económica, que desequilibró toda la gestión de gobierno. Los obreros comenzaron a ver resentidos sus derechos, como la congelación de sus salarios, la Iglesia, perdió la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, y la sanción de la ley de divorcio, estaba absolutamente en contra de los postulados cristianos. Por otro lado en 1954, se había formado el Partido Demócrata Cristiano, y la Iglesia se inclinó por apoyar su candidatura. A su vez, los nacionalistas, vieron con malos ojos las tratativas con Estados Unidos para realizar la explotación petrolera en Argentina. Los campesinos sufrían aún las consecuencias de la sequía ocurrida en 1951.
Estas causas hicieron que el segundo mandato de Perón no pudiera finalizar, ya que se produjo el golpe militar del 16 de septiembre de 1955, denominado Revolución Libertadora, que trajo como corolario la imposibilidad legal de actuación del peronismo.
Desde su exilio, Perón analizó las causas y las posibles soluciones de los escollos que impedían el desarrollo argentino, exponiendo sus ideas en un escrito de 1968. Allí proponía la creación de un gobierno antiimperialista y popular, que una sus fuerzas con el resto de los países latinoamericanos.
Fue luego del gobierno de facto del general Alejandro Agustín Lanusse, iniciado en 1971, que Perón pudo regresar al país. Era un momento de gran tensión para el país por el surgimiento del accionar guerrillero, como los Montoneros, cuya creación había sido promovida por el propio Perón, y que desestabilizaba la seguridad nacional.
Lanusse impulsó durante su gobierno el GAN (Gran Acuerdo Nacional) que preparase una honorable retirada de las Fuerzas Armadas del poder, permitiendo tras quince años de proscripción la participación del peronismo. La idea era lograr un acuerdo con Perón para hacer una alianza entre el Ejército y el peronismo, siendo candidato el propio Lanusse. Perón recibió el cadáver de Evita y se le restituyó su grado militar, realizándose gestiones para arribar a un acuerdo, como el envío a Madrid del secretario de Lanusse o el arribo de Perón por escaso tiempo el 17 de noviembre de 1972, pero el trato no se llevó a cabo.
El 11 de marzo de 1973 se realizaron las elecciones, pero no de acuerdo a la Constitución de 1853, que establecía el sufragio indirecto y con una duración de seis años para el mandato presidencial, sino de acuerdo al Estatuto Fundamental y a la ley 19.862 dictados por Lanusse en 1972, con voto directo y segunda vuelta o ballotage en caso de no obtenerse la mayoría absoluta y con un mandato presidencial de cuatro años, con la única proscripción de la candidatura personal de Perón.
El ganador fue el delegado de Perón, Héctor J. Cámpora, quien asumió el mando el 25 de mayo de 1973, como candidato por el Frente Justicialista de Liberación, con 49,56 % de los sufragios para gobernar bajo el siguiente imperativo: Cámpora al gobierno, Perón al poder. Si bien no habían obtenido mayoría de votos, fue evitada la segunda vuelta al ser reconocido su triunfo por la Unión Cívica Radical, partido con el que debía disputarse el ballotage.
Durante el breve gobierno de la fórmula Cámpora-Solano Lima, se plasmó el triunfo de la izquierda peronista, lográndose la amnistía para los presos políticos de la dictadura, pero esto también motivó un gran clima de inseguridad.
Tras cuarenta y nueve días de gobierno, Cámpora renunció, convocando elecciones, el Presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, por ausencia del Presidente de la Cámara de Senadores, y Juan Domingo Perón fue elegido Presidente, con el 62 % de los votos, siendo vicepresidente su esposa, María Estela Martínez de Perón, apodada Isabelita.
A partir del ascenso de Perón comenzarían a cambiar algunas cuestiones ideológicas, inclinándose la balanza hacia la derecha, inspiradas en las ideas del secretario de Perón, José López Rega, quien asumió como ministro de Bienestar Social en mayo de 1973. De ideas contrarias a la izquierda y a las ideas liberales, fundó la tristemente célebre Triple A, que se dirigió sangrientamente contra todos los defensores de los derechos humanos, además de los seguidores del comunismo. Muchos intelectuales debieron exiliarse para salvar sus vidas.
La base de la política peronista era implantar un socialismo nacional, que desembocara en justicia social, con una fuerte participación del estado en la economía respetando los capitales privados en cuanto cumplieran una función social.
No se siguió la idea marxista de lucha de clases sino su alianza, instrumentándose desde el gobierno de Cámpora el “Acta de compromiso nacional para la reconstrucción, liberación nacional y la justicia social”. Los firmantes del acuerdo eran el Secretario General de la CGT, José Rucci, en representación de ese organismo y Julio Broner en representación de la Confederación General Económica (CGE), El ministro y empresario José Ver Gelbard, era el encargado de llevar el plan a la acción.
Los Montoneros comenzaron a poner fin a este acuerdo al asesinar a Rucci, acusándolo de traicionar a la clase obrera. Finalmente en octubre de 1974, la señora de Perón, ya en ejercicio de la presidencia lo suspendió. El accionar de la guerrilla recrudecía, ya que no estaban de acuerdo con la unión y colaboración entre clases, y se expresaban, manifestándose en contra de la esposa de Perón, persona no idónea para el cargo que detentaba.
Perón no contaba con la adhesión del grupo guerrillero ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), de inspiración trotskista, cuya ilegalidad había sido declarada durante el breve gobierno de Lastiri, pero habían sido los Montoneros, agrupación de raigambre peronista los que había luchado por el retorno de Perón. Sin embargo, fueron proscriptos por su líder cuando abuchearon a Isabelita durante el acto de celebración del día del trabajador, en 1974.
Cuando falleció el general Perón, el 1 de julio de 1974, su viuda no pudo contener la aguda crisis, que en aumento, ponía al país en una situación de desborde social y en una anarquía.
El 15 de julio el accionar de los Montoneros se mostró más cruel y elocuente, con el asesinato del político radical Arturo Mor Roig, ex ministro del Interior de Lanusse y dos días después terminaron con la vida del director del diario El Día de La Plata. Ese mismo mes se declararon en abierta oposición a la presidente María Estela Martínez de Perón y a López Rega.
El 3 de enero de 1975, Isabelita cometió otro grave error. Designó al inescrupuloso López Rega como su secretario privado.
El nuevo ministro de Economía Celestino Rodrigo, que reemplazó a Gómez Morales, en un desesperado intento de salvar la economía devaluó 100% la moneda, provocando una hiperinflación. Este plan fue conocido como «El Rodrigazo».
La CGT, realizó el primer paro de su historia contra un gobierno peronista. Se reemplazó a Rodrigo por Bonnani y a López Rega, que debió exiliarse, por Villone, que luego fue sucedido por Robillos, ambos luego procesados por la justicia.
Las horas de Isabel en el gobierno estaban contadas, pero aún los padecimientos del pueblo argentino no habían terminado. La Junta Militar que se atribuyó el gobierno el 24 de marzo de 1976, instalarían en el castigado país, un terrorismo de estado que la memoria colectiva y la historia, se encargarán de recordar entre las páginas negras de un pasado que aún busca justicia.