El Pronunciamiento de Urquiza
Justo José de Urquiza, ocupó el cargo de gobernador de Entre Ríos, en 1841, reemplazando a Pascual Echagüe, quien a su vez, fue designado gobernador de Santa Fe.
Si bien Urquiza era colaborador del régimen de Rosas, su federalismo llevaba anexa la idea de la institucionalización del país, mediante una nación constitucionalmente organizada, y no un federalismo de hecho, como el que había establecido Rosas.
A pesar de que en esa época se produjo el bloqueo a Montevideo, Urquiza logró comerciar con esa localidad, sobre todo carnes, a cambio de mediar para hacer cesar la guerra, lo que ocasionó una reactivación de la economía entrerriana, que con la disposición de libre navegación de los ríos, establecida por la Ley de Adunas, se había visto perjudicada.
Ésta y otras medidas económicas que perjudicaban a su provincia, hizo crecer el distanciamiento entre Urquiza y Rosas, que para el año 1850, ya era evidente. Urquiza contaba para levantarse contra el gobernador de Buenos Aires con el respaldo de Brasil y de Montevideo.
En el caso de Brasil, la guerra con la Confederación era ya un hecho, pero Rosas aún creía que Urquiza lucharía de su lado, y lo puso al frente de las operaciones militares, en mayo de 1850. Brasil, desorientado, pues no sabía si Urquiza lucharía en su bando o en el contrario, contrató mercenarios alemanes, para luchar contra la Confederación “con Urquiza, sin Urquiza o contra Urquiza”.
El 5 de enero de 1851, en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay, se publicó en el diario “La Regeneración”, un artículo de autoría de un antiguo unitario, Carlos Terrada. Entre otras ideas expresaba que ese año sería el de la organización nacional, para lo cual se reuniría una Asamblea de delegados, que ratificaría el sistema federal. Ante las protestas efectuadas por Rosas contra Urquiza, éste respondió que en su provincia se respetaba la libertad de prensa, y que lo publicado le parecía algo legítimo y deseable.
El llamado Pronunciamiento de Uquiza, fue la manifestación de Justo José de Urquiza contra Rosas, expresada el 1 de mayo de 1851, dirigida a los gobernadores de las provincias, donde aceptó la renuncia del Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, Brigadier don Juan Manuel de Rosas, como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación. Aludía a que Rosas no se hallaba en la plenitud de su aptitud física, tal como el mismo Rosas lo había expuesto al solicitar su renuncia, y que no hacerlo era riesgoso para los intereses de la república. Por ello, la voluntad del pueblo de Entre Ríos, era reasumir las potestades soberanas, delegadas a Rosas por el tratado del cuadrilátero de 1831. Entre Ríos, se encargaría de las relaciones exteriores que le correspondieran, hasta la reunión de la Asamblea Nacional, donde junto a las demás provincias, se conformaría la República.
Corrientes, a través de su gobernador, Benjamín Virasoro apoyó el pronunciamiento de Urquiza.
Corrientes y Entre ríos, ya habían firmado previamente el Tratado de Alcaraz, en 1846, luego de vencer Urquiza, por orden de Rosas, al gobernador correntino Madariaga, que se había unido a Paraguay y a la Liga unitaria contra Rosas. Por ese tratado se firmó la paz con Corrientes, quien se comprometió a expulsar al general Paz, jefe de la liga unitaria, de su territorio, a romper sus relaciones con Paraguay, respetar el Pacto Federal de 1831, y aceptar a Rosas a cargo de las relaciones exteriores, a cambio de olvidar la traición correntina. Sin embargo, junto a este pacto público se firmó una secreto que daba por tierra con lo establecido en el primero. Se establecía que quedaban exceptuadas de las obligaciones correntinas, los conflictos armados contra Montevideo, Francia e Inglaterra. Los tratados con Paraguay y Montevideo, continuarían hasta la reunión del Congreso General Federativo. Este tratado hizo temer a Rosas, de que su confianza en Urquiza no debía ser tan plena. Este tratado fue desaprobado por Rosas, el 12 de octubre de 1846. Urquiza simuló su lealtad a Rosas, invadiendo Corrientes. Expulsó al gobernador Madariaga, y puso al frente del gobierno correntino a un hombre de su confianza: Benjamín Virasoro, quien reincorporó la provincia a la confederación, pero ya aliada incondicional al gobernador entrerriano.
Luego del Pronunciamiento, el 29 de mayo de 1851, Urquiza, envió a Cuyas y Semperes, en representación de su provincia, para firmar con Brasil, cuyo delegado fue Rodrigo Souza Da Silva y con Uruguay, representada por Manuel Herrera y Obes, una triple alianza, conocida como el Tratado de Montevideo, para lograr mantener la independencia de la Banda Oriental y su pacificación.
Montevideo se hallaba atravesando una aguda crisis y enfrentamiento entre dos candidatos de partidos políticos opuestos: Oribe, era apoyado por el gobierno rosista, y Rivera, por los partidarios del derrocamiento de Rosas y por los miembros del sector unitario. (Ver El Segundo Gobierno de Rosas. Bloqueo anglofrancés). Por el Tratado de Montevideo, Oribe sería obligado a levantar el sitio a Montevideo, que había iniciado desde 1843, y devolver las tropas argentinas bajo su mando. Se establecía para los aliados, la libre navegación de los ríos, y la defensa solidaria en caso de ser atacados por Rosas.
Dando cumplimiento al tratado, el 16 de julio de 1851, Urquiza, al mando de un ejército de entrerrianos y correntinos, atravesó el río Uruguay y enfrentó a Oribe, quien se rindió el 8 de octubre, terminando así el sitio de Montevideo luego de casi una década.
El 18 de agosto de 1851, Rosas le declaró la guerra a Brasil, quien exigió apoyo a sus aliados en virtud del tratado de Montevideo. El 21 de noviembre se firmó un acuerdo que disponía que la guerra no era contra la República Argentina, sino contra Rosas. El mando de las tropas fue confiado a Urquiza. Éste encontró la oportunidad de lograr la ayuda de Brasil para derrocar a Rosas, pero por dicho acuerdo, debió realizar algunas concesiones. Hipotecó las tierras públicas de Corrientes y Entre Ríos, ya que los riesgos financieros de la campaña en caso de fracaso, serían afrontados por esas dos provincias. Además se comprometió a reconocer la independencia de Paraguay, lo que Rosas nunca había aceptado. Además, violando los pactos firmados con Francia y Gran Bretaña, aceptaba la libre navegación de los ríos interiores.
Como vimos el Pronunciamiento significó el preludio del enfrentamiento definitivo entre Rosas y Urquiza, quien se alzó con la victoria definitiva, en la batalla de Monte Caseros, en 1852, al frente de un ejército de 28.000 hombres.