El Día de la Lealtad (17 de octubre de 1945)
Antecedentes
Castillo fue derrocado por el golpe de estado de 1943, y a partir de esa fecha el nombre de Juan Domingo Perón dejaría su huella en la historia argentina.
Mano derecha de Farrell, quien ejerció la presidencia entre 1944 y 1946, Juan Domingo Perón fue Ministro de Guerra durante su presidencia, creciendo la institución militar durante su gestión, y también los gastos que la nueva organización demandaba.
Los militares estuvieron de su lado hasta que con la decisión del gobierno argentino de romper relaciones con Alemania, a fines de la Segunda Guerra Mundial, las aguas se dividieron. La política neutral que Argentina había seguido durante el conflicto, enturbiaba las relaciones con otros estados e América, sobre todo, con Estados Unidos, lo que ponía a la Argentina, en una posición que aparentaba acercarse a la política alemana.
El cónsul argentino Osmar Hellmuth fue acusado por el gobierno inglés de espía nazi, y Argentina se sindicaba como simpatizante del eje, por lo que Estados Unidos estudiaba implementar medidas económicas que perjudicarían al país, como la restricción de la entrada de productos argentinos en su mercado. Por esos motivos, la guerra a Alemania y a Japón fue declarada por Argentina, el 27 de marzo de 1945. Los que no apoyaban esa medida, como el gral. Eduardo Ávalos y el coronel Luis Perlinguer, comenzaron a formar la oposición.
En julio de 1945, Perón pasó a ocupar la vicepresidencia de la república, con un poder y carisma, que eran cada vez más crecientes. Esto molestó a ciertos sectores (era simultáneamente vicepresidente, ministro, secretario de trabajo y coronel). El 28 de julio fue el día elegido para realizarse una reunión en el Ministerio del Arma, que exigió la convocatoria inmediata a elecciones sin que hubiera candidatos oficiales.
Toda la oposición (partidos de izquierda, conservadores, radicales y miembros de la iglesia) realizaron una gran marcha en su contra, el día 9 del mes de septiembre, reclamando a favor de la libertad y la Constitución, organizada por la unión de todas esas fuerzas, llamada Unión Democrática.
La creciente demanda de derechos surgía, pues durante la dictadura instaurada a partir de 1943, se habían prohibido las actividades de los partidos políticos, los medios de comunicación fueron censurados, los alquileres se congelaron por decreto, lo que si bien favoreció a las clases populares, restó ingresos por renta, a los sectores más ricos, y los empresarios debían postergar ganancias ante los reclamos sindicales.
A pesar de declararse el estado de sitio, el 26 de septiembre, los contrarios a Perón siguieron manifestándose, sobre todo en los claustros universitarios, que fueron cerrados, lo que hizo que el presidente Farrell, exigiera a Perón su renuncia, el 9 de octubre.
Luego de tres días que pasó en una isla del Delta, fue detenido, el 12 de octubre, confinándolo a la isla Martín García. Previamente, fue autorizado a realizar una despedida pública radial.
Lo que fue objeto de discusión, fue si aceptar que el presidente Farrell continuara en el poder, conformando un nuevo gabinete, hasta el acto eleccionario, o que la Corte Suprema asumiera el poder de la nación. Se optó por la primera alternativa.
El pueblo apoya a su líder
Pero Perón había dado a la clase obrera reivindicaciones que ésta no estaba dispuesta a ceder. Para ello, los sindicatos, comenzaron un accionar para recuperar a su líder. El sindicato de los cañeros (FOTIA) llamó al paro para el 15 de octubre. Al día siguiente, una huelga general para el 18, fue anunciada por la CGT. El 17 de octubre de 1945, mientras se desarrollaba una huelga de los trabajadores de la carne, todos los obreros se unificaron en una convocatoria de tal magnitud que desbordó el centro histórico porteño, ante la exhortación que realizara, Eva Duarte, el sindicalista Cipriano Reyes y el coronel Domingo Mercante.
Desde las primeras horas de la mañana, los obreros se habían concentrado en Avellaneda y Lanús en sus puestos fabriles de trabajo, y en Berisso, en el Frigorífico, para marchar hacia la Casa de Gobierno. Todos los puentes de acceso a la capital fueron cortados para impedir que los manifestantes avanzaran, pero nada los detuvo. En botes, o a nado, o utilizando un trasbordador, sortearon los obstáculos.
La liberación de Perón
A las 23 horas, Perón, que había sido trasladado al Hospital Militar de Buenos Aires, ese mismo día, por razones de salud, se dirigía por medio de un discurso, desde los balcones de la Casa de Gobierno, a la multitud que lo aclamaba, por orden del gral. Ávalos que sentía la necesidad de contener a la multitud.
Primero habló Farrell, donde anunció la renuncia del gabinete y que la Corte Suprema no asumiría el mando. Luego Perón tranquilizó a los presentes, pidiéndoles que se quedaran 15 minutos más, para su regocijo, y también solicitó unos días para reponerse físicamente.
Perón logró ser liberado y las elecciones generales se anticiparon para febrero de 1946 (habían sido prometido por Farrell, para fin de año). Los partidos políticos pudieron actuar libremente.