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Domingo Faustino Sarmiento

Publicado por Hilda

Domingo Faustino SarmientoNació en la provincia de San Juan, en la ciudad del mismo nombre, República Argentina, el 15 de febrero de 1811, bajo el nombre de Faustino Valentín Sarmiento, siendo sus padres, doña Paula Albarracín y don José Clemente Sarmiento.

En su ciudad natal, ingresó a la Escuela de la Patria a la edad de cinco años. En su adolescencia, se despertó su vocación docente, impartiendo conocimientos a personas aún mayores que él. A los quince años fundó su primera escuela, en la ciudad de San Francisco del Monte en la provincia de San Luis, adonde había emigrado para acompañar a su tío, el presbítero José de Oro, que había sido desterrado, y que había sido quien le enseñó el latín, y le inculcó según sus propias palabras, el amor a la patria y a la vida pública.

En 1827, formó parte del ejército federal con el cargo de Alférez de milicia, pero tuvo muchos enfrentamientos, que incluso lo llevaron a prisión y decidió unirse a la causa unitaria bajo el mando de José María Paz.

Tuvo su primera hija, Ana Faustina, durante su primer exilio en Chile, en 1831, que soportó luego de que los federales irrumpieran en San Juan.

De regreso a Buenos Aires, por razones de salud (había contraído fiebre tifoidea) fundó en 1838, la Sociedad Literaria, como filial de la asociación de Mayo, de ideas liberales y contrarias al régimen de Rosas.

En el segundo exilio, en 1840, sufrido por su oposición al gobierno, contrajo enlace en 1848, con Benita Martínez Pastoriza, con quien adoptó a Domingo Fidel, que había nacido en 1845, el renombrado Dominguito, hijo de Benita y de su difunto esposo, Domingo Castro y Calvo. Dominguito perdió la vida durante la guerra contra Paraguay.

Su pasión por las letras lo impulsó a convertirse en un destacado escritor, siendo sus obras cumbres “Mi defensa” en 1843, “Civilización y Barbarie: Vida de Facundo Quiroga”, en 1845, “Viajes por Europa, África y América” en 1849, donde expuso su visión sobre los países que visitó en sus travesías por el mundo, “Recuerdos de Provincia” (1850) donde relató su vida en San Juan, “Vida de Dominguito” (1886) evocación de su hijo adoptivo, y en un gran periodista. En este último aspecto colaboró en su segundo exilio en Chile, con el periódico “El Mercurio” de Valparaíso, “El Heraldo Nacional” y “El Nacional”. Fundó “El Progreso”, en Santiago de Chile. Fue el creador, en su San Juan natal, del diario “El Zonda” (1839). En 1881, fundó la revista El Monitor de la Educación Común. En 1885 nació a su impulso, el diario “El Censor” en Buenos Aires.

En su obra “Civilización y barbarie”, a la que el mismo Sarmiento calificó como un verdadero trozo de roca arrojado sobre los tiranos, expuso su ideología contraria a los cadillos en general, y a Rosas en particular.

En ese libro analizó la Argentina rural y la urbana, concluyendo que la civilización se encontraba en el ámbito urbano, ya que son las ciudades las que han recibido naturalmente la cultura europea, de la cual es ferviente admirador, salvo de la española.

En el desierto y en la vida campestre habitaba la barbarie, donde se habían mezclado las costumbres aborígenes con la cultura española.

Posteriormente analizó el nacimiento como líder, la obra y la caída del caudillo Facundo Quiroga, calificando a los caudillos de “brutos” Y “primitivos”, analizando luego el plan a seguir en caso de derrocarse a Rosas.

Se opuso al sufragio universal, ya que para él la participación democrática debía quedar reservada al sector instruido de la sociedad.

Políticamente, ocupó los cargos de Concejal en 1856, Senador, electo en 1857, 1860, 1861, y entre 1865 a 1879, Director General de Escuelas, Diplomático, Gobernador de San Juan en 1862, y luego Presidente de la República, en 1868, cargo que ocupó hasta 1874. Ministro del Interior en 1879.

Sus más importantes rivales políticos fueron Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga.

Asumió la presidencia de la nación a la edad de 57 años y desde ese cargo puso toda su energía y su carácter temperamental, en “Educar al soberano”.

Creo durante su presidencia, muchas escuelas primarias, la Escuela Normal de Paraná, la Academia de Ciencias, la facultad de Ciencias Físicas y matemáticas, la Universidad Nacional de San Juan, el Observatorio Astronómico de Córdoba, la Biblioteca Nacional de Maestros, el Colegio Militar y la Escuela Naval.

Su desprecio hacia los gauchos, a los que había considerado como un estorbo a su labor de educación, ya que eran bárbaros a los que era mejor exterminar, se transformó en este período en sentimiento de lástima hacia ellos, considerando ahora, que eran víctimas de la ignorancia y la pobreza de su medio.

En 1869, se realizó el primer censo nacional, que permitió observar los progresos del estado, surgido desde la revolución de 1810. El número de pobladores ascendía a 1.737.000, de los cuales, el 28 % residía en la provincia de Buenos aires. La ciudad de Buenos Aires contaba con 177.700 habitantes, de los cuales los extranjeros conformaban el 47 %. Las ciudades del interior no superaban los 20.000 habitantes, salvo Córdoba con 28.000 y Rosario con 23.000.

La inmigración europea, que había cobrado mucha importancia durante la presidencia de Mitre, llegó a su apogeo durante la presidencia de Sarmiento.

Durante su gestión presidencial también adquirieron desarrollo las industrias. Prosperaron las industrias del vino, del azúcar, los molinos harineros, las jabonerías, las fábricas de sombreros y las de indumentaria.

Se acercó a Urquiza que había sido su enemigo, sellando su conciliación con un abrazo histórico que sucedió en San José (Entre Ríos) residencia de Urquiza. Sin embargo, este gesto no fue bien visto por un sector entrerriano, liderado por López Jordán, quen inició en 1870, una revolución contra Urquiza, donde perecieron Urquiza y dos de sus hijos. López Jordán se proclamó gobernador de Entre Ríos, pero Sarmiento en una enérgica y decidida acción intervino la provincia. En 1973, López Jordán intentó de nuevamente tomar el gobierno entrerriano, pero Sarmiento lo impidió.

Sarmiento falleció en Asunción del Paraguay, el 11 de septiembre de 1888. Tenía 77 años. Diez días luego de su deceso, se repatriaron sus restos, que están sepultados en Buenos Aires, en el cementerio de la Recoleta.

El día de su muerte, 11 de septiembre fue establecido como Día del Maestro, en su homenaje, en una reunión de docentes americanos en ocasión de la Conferencia Interamericana de Educación celebrada en Panamá, en 1947.