Cornelio Saavedra
Hijo de Don Santiago Saavedra, y de Doña Teresa Rodríguez de Guiraldes, nació Cornelio Judas Tadeo Saavedra, en Potosí (actuales Andes bolivianos) el 15 de Septiembre de 1759, pero al poco tiempo la familia se trasladó a Buenos Aires. Su lugar natal pertenecía al Virreynato del Perú, pero a partir de 1776 pasó a constituir el Virreynato del Río de la Plata.
Estudió en el Real Colegio de San Carlos y luego se dedicó al campo. Se casó con su prima hermana, Doña María Francisca Cabrera y Saavedra, el 17 de abril de 1788 . En 1797, fue designado Regidor. Enviudó en 1798, y en 1799, fue nombrado Procurador. En 1801, continuó su carrera política como Alcalde de Primer Voto, año en que contrajo su segundo matrimonio, con Doña Saturnina Otárola del Rivero.
Su carrera militar se inició con las Invasiones Inglesas, siendo Comandante del Cuerpo de Patricios.
Cuando los franceses invadieron España, el Virrey Liniers fue sospechado por su ascendencia francesa de no apoyar al rey cautivo, Fernando VII, a pesar de que se le juró fidelidad. Los criollos estuvieron de su lado.
Álzaga, que lideraba el partido republicano formado en su mayoría por españoles europeos y algunos criollos, como Mariano Moreno, a imitación de lo que ocurría en España se pronunció por formar en Buenos Aires Juntas que gobernaran en nombre del rey cautivo, deponiendo al Virrey. Su centro político era el Cabildo porteño.
El 1 de enero de 1809, los sublevados al mando de Álzaga se constituyeron en Cabildo Abierto para suspender, al Virrey y establecer una Junta. Liniers redactó su renuncia, y es en ese momento intervino Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, secundado por Martín Rodríguez y otros jefes militares, para brindar apoyo a Liniers, en la continuación de su mandato. La Conjuración fue detenida. Es en esa oportunidad cuando el cauto Saavedra, pronunció la frase “ las brevas no están maduras” aludiendo a que aún no había llegado el momento de iniciar la revolución.
En la Revolución de Mayo, el día 20, no apoyó al Virrey Cisneros, y el 22, en el Cabildo Abierto votó por su destitución.
Integró la rechazada Junta del 24 de mayo, presidida por el Virrey Cisneros. Fue elegido Presidente de la Primera Junta de Gobierno, cargo que se rehusaba a aceptar para no despertar sospechas de oportunismo, o sea, que pudiera pensarse, que su intención al luchar por la causa revolucionaria, era ocupar un puesto de gobierno. Finalmente accedió ante el pedido de sus compatriotas y del mismo Cisneros, Virrey destituido, y ocupó la cúspide de los funcionarios patrióticos, el 25 de mayo de 1810.
En su desempeño como cabeza de gobierno, sus ideas más conservadoras y no agresivas se enfrentaron con el enérgico y combativo Mariano Moreno, que sostenía la preeminencia de Buenos aires por sobre las provincias. Esto significó que Moreno se opusiera a la incorporación a la Junta de los diputados del interior, al contrario de lo que sostenía Saavedra.
Moreno dictó el decreto de Supresión de Honores, con motivo de un agasajo al Regimiento de Patricios, donde se celebraba el triunfo de Suipacha, y Saavedra fue objeto de un brindis por el capitán Atanasio Duarte, donde se lo llamó “Primer Rey y Emperador de América”, coronándolo con el adorno de una torta. Era evidente que el capitán había bebido más de lo recomendable, pero para Moreno, significó atribuirle poderes de gobernante absoluto, que implicaban lo contrario del objetivo de la lucha revolucionaria. Este decreto de Supresión de Honores, que fue firmado por Saavedra, ponía a todos los miembros de la Junta en situación de igualdad, sin que ninguno pudiera ser objeto de honores particulares. Atanasio Duarte fue condenado al destierro.
La incorporación de los diputados del interior, significó una victoria para los saavedristas. Moreno renunció, y fue encomendado por Saavedra, según éste último a pedido del propio Moreno a realizar una gestión en Londres, para comprar armas. En la travesía, Mariano Moreno falleció, en confusas circunstancias. Muchos historiadores sostienen que fue envenenado por orden de Saavedra, pero esto no pudo probarse. Lo que sí fue indiscutido, es que Saavedra, desaparecido Moreno, fortaleció su poder.
En el anochecer del 5 de abril de 1811, liderados por el saavedrista Tomás Grigera, pobladores de los suburbios de Buenos Aires, acompañados por topas militares, llegaron a la plaza de la Victoria,, y entregaron al Cabildo, a través del Dr. Joaquín Campana, un Memorial, , donde, entre otras cosas, se pedía la concesión de facultades extraordinarias a Saavedra, la restitución de sus honores, y la expatriación de algunos miembros de la Sociedad Patriótica, constituida el 21 de marzo, de ideología morenista, entre los cuales figuraban French y Berutti. Los acusaban de intrigantes y de hacer prevalecer sus intereses personales por sobre los de la patria.
En agosto de 1811, Saavedra partió hacia el norte para reorganizar el ejército que había sufrido la derrota de Huaqui. En ese período los morenistas, aprovecharon su ausencia para tomar el poder, comunicándole a Saavedra, que había sido depuesto del mando de las tropas por Juan Martín de Pueyrredón, y de la Junta de Gobierno, organismo ejecutivo que fue reemplazado por el Triunvirato. Los patricios se rebelaron el 6 de diciembre en defensa de Saavedra y en contra de Belgrano que fue nombrado como comandante de las tropas, y que como una primera medida había ordenado a los Patricios que se cortaran las trenzas, a los que los subordinados se opusieron, por ser su distintivo tradicional, y en franca posición de rebeldía. Esto, el 6 de diciembre se concretó en actos agresivos, que arrojaron como saldo ocho muertos y treinta y cinco heridos. Rondeau que regresaba de Montevideo, controló el motín, y los cabecillas fueron ejecutados. Luego de un proceso sumario fueron expulsados los diputados del interior.
Saavedra que estaba aún en misión, enterado de los acontecimientos, se refugió en San Juan, pero en 1814 debió trasladarse a Chile ya que fue acusado de traidor. San Martín, gobernador Intendente de Cuyo le permitió retornar para establecerse en San Juan. Luego se trasladó a Buenos Aires, pero el nuevo director Supremo, Álvarez Thomas, lo obligó a radicarse en Arrecifes.
Las causas judiciales en su contra, culminaron en 1818. El Director Supremo, Pueyrredón, por medio de un decreto, le otorgó el cargo de Brigadier General de los ejércitos nacionales, retrotrayendo su antigüedad al 14 de enero de 1811. Fue a fines de 1811, que fue nombrado Jefe de Estado Mayor.
Luego de una larga estadía en Montevideo, retornó en 1820, para retirarse del ejército dos años más tarde.
En ocasión de la guerra con Brasil, se ofreció a servir a la patria, aunque no fue aceptado por su edad, pero se le agradeció el ofrecimiento.
El 29 de marzo de 1829, falleció en Buenos Aires. Sus restos fueron trasladados al cementerio de la Recoleta en el mes de diciembre de ese año, rindiéndosele un póstumo homenaje, siendo reconocido por Juan José Viamonte, Gobernador de Buenos Aires, como un gran servidor de la patria.