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La esclavitud en América Latina

Publicado por Hilda

Esclavitud en América LatinaCuando se produjo la conquista del territorio americano, a partir del 12 de octubre de 1492, la mano de obra indígena sometida, fue la utilizada para el duro trabajo en los campos y en las minas. Los aborígenes fueron diezmados por pestes y por el duro trabajo sin descanso, a pesar de que las Leyes de Indias, en teoría, los protegían.

Al comenzar a escasear estos trabajadores, hubo que recurrir a su reemplazo por otros, igualmente “baratos”, y así se llegó a importar esclavos africanos, Esto fue bien visto por los colonizadores, incluso aquellos más humanitarios, como los evangelizadores que acompañaban la conquista. Entre ellos, Fray Bartolomé de las Casas, que pugnó por el buen trato a los aborígenes, vio en la llegada de los negros, un alivio para los pobladores locales.

Los primeros cuatro mil esclavos arribaron en el año 1518, cuando España autorizó su ingreso por el plazo de ocho años. Además, muchos esclavos ingresaron de modo ilegal. Los primeros asentamientos de esclavos se produjeron en la zona del Caribe. Esta región y la que actualmente es Brasil, no contaban con mano de obra nativa que les permitiera establecer repartimientos o encomiendas, y los aborígenes de Brasil eran en su mayoría (salvo en la región de la isla São Luís do Maranhão) nómades, lo que hacía más difícil su sometimiento en masa.

Los negros, sobre todo los de la región ubicada al sur del desierto de Sahara (zona Subsahariana) en su costa occidental, eran comprados con productos europeos, tales como tabaco, ron y armas, para luego ser trasladados en condiciones infrahumanas hacia América, encadenados y hambrientos, muriendo aproximadamente la mitad de ellos en la travesía. Las riquezas mineras de América y sus materias primas, explotadas por los mismos esclavos, servían de pago a los comerciantes de esclavos (negreros). Esto se llamó comercio triangular (Entre América, Europa y África).

Entre los siglos XV y XVII, los mayores exportadores de esclavos fueron los portugueses, que los traían desde el Congo, lugar próspero al que habían llegado en 1483, y convencido a sus autoridades, de someterse a la protección de la corona portuguesa y aceptar el cristianismo. Muy pronto el reino comenzó a languidecer, explotado por estos extranjeros, que usaron esa zona como fuente de esclavos. A partir del siglo XVII los ingleses, franceses y holandeses ocuparon el primer lugar en el comercio esclavista.

Luego de la Guerra de Sucesión Española (1701-1713) los ingleses, a través de la British South Sea Company lograron monopolizar el comercio de esclavos, que se abrió a todas las naciones en 1789. El número de esclavos que llegaron a América se estima en 14.000.000.

Las duras condiciones a las que eran sometidos, sin ningún derecho, siendo lo más bajo de la pirámide social, utilizados además del trabajo en las plantaciones e ingenios, como personal doméstico y en artesanías,, motivaron varias rebeliones. En Haití lograron, tras comenzar la lucha en 1791, independizarse en 1804.

Es importante destacar que, a pesar de las duras condiciones, los esclavos africanos contribuyeron enormemente a la formación de la cultura y la sociedad latinoamericana. Su influencia se puede apreciar en la música, la gastronomía, el arte y las tradiciones religiosas de la región. En Brasil, por ejemplo, el samba, una de las expresiones culturales más reconocidas del país, tiene sus raíces en las tradiciones africanas.

Además, los esclavos no fueron pasivos ante su situación. A lo largo de la historia, hubo numerosas rebeliones y resistencias. Los quilombos en Brasil y los palenques en Colombia son ejemplos de comunidades formadas por esclavos fugitivos que se resistieron a la opresión y lucharon por su libertad.

La abolición de la esclavitud fue un proceso largo y complicado que varió de un país a otro. En algunos casos, como en Argentina y Chile, la esclavitud fue abolida tempranamente en el siglo XIX. En otros, como en Brasil, no se abolió hasta finales de ese siglo. A pesar de la abolición formal, las secuelas de la esclavitud y la discriminación racial persisten hasta el día de hoy en muchas partes de América Latina.