El marxismo
Se conoce como marxismo al conjunto de ideas políticas, económicas y filosóficas fundamentadas en las teorías de Karl Marx y, posteriormente en las de F. Engels, que vieron posible su experimentación en el campo social, en la Rusia de inicios del siglo XX.
El marxismo cierra el círculo de las doctrinas sociales más importantes del siglo XIX junto con el socialismo francés, la filosofía clásica alemana y la economía política inglesa. Engels llamó a las ideas de Marx “socialismo científico«, para poder diferenciarlo de otros socialismos de corte moderado y raíz pequeño-burguesa como el socialismo utópico francés o de otros movimientos más radicales como el anarquista.
El marxismo formó parte, desde su origen hasta la actualidad, de la carga ideológica de la mayor parte de los movimientos obreros del mundo. Marx comenzó haciendo la crítica a la filosofía que lo precedió y que se había limitado a intentar explicarse el mundo cuando lo urgente era transformarlo.
Las bases del marxismo están en las corrientes filosóficas que nacieron en la Antigua Grecia, concretamente en las doctrinas de Heráclito y Epicuro, que sostienen que la materia es el único elemento de la naturaleza. A esta corriente se le llamó Materialismo y se oponía a la doctrina del Idealismo, que veía en la materia reflejo de la realidad, misma que era incognoscible para el hombre común y corriente.
En el siglo XIX, L.Feuerbach rescatará el materialismo griego y lo utilizará para atacar instituciones como la teología y la religión que se anclaban en el idealismo platónico. Marx y Engels, a su vez, rescatan el materialismo de Feuerbach y junto con la dialéctica de Hegel, reorientan la filosofía de su tiempo. Así, mientras Hegel afirmaba que el pensamiento creaba a la realidad, Marx sostenía que el pensamiento era sólo lo material traducido a la mente del hombre. Para Marx el pensamiento y la conciencia son producto del ser humano que es también un producto de la naturaleza. Engels redondeó la idea: No es posible la existencia de materia sin movimiento ni viceversa.
El marxismo se disocia de la teología y la religión al reconocer que la materia precede a la idea, por lo tanto, la idea de Dios es creación humana y la doctrina marxista no reconoce su existencia y llama a la religión “opio de los pueblos”.
La religión fue condenada por el marxismo por ser alienante, pero reconoció que hay otras formas de alienación: dado que el hombre es materia, tiene necesidades y para satisfacerlas tiene que trabajar. Cuando un hombre no disfruta del beneficio de su trabajo directamente, recibiendo el justo pago sin intermediarios, se aliena porque su trabajo no le pertenece a él, sino al dueño de la fábrica que compra su mano de obra y la revende con ganancia en cada producto que el trabajador genera. El marxismo señala que el trabajador debe emanciparse mediante la revolución.
Con la formulación de la dialéctica, el marxismo intenta abarcar todos los campos de la ciencia, la vida, la historia y el mundo. Es tremendamente abstracta y profunda. Mediante la dialéctica, Marx explica el desarrollo de los procesos sociales, históricos, físicos, químicos, etc.
La dialéctica marxista sostiene que el mundo es un conjunto de realidades cambiantes, inestables e inacabadas. Tanto lo material como el mundo de los conceptos se hallan sometidos a un proceso de cambio continuo. No hay realidades inmutables. Los conceptos que conocemos, dice el marxismo, se han ido modificando históricamente y seguirán cambiando.
En el cambio dialéctico no es gradual, ocurre a saltos presentando discontinuidad, cataclismos, revoluciones. Los impulsos de este cambio son las contradicciones, el choque de fuerzas que provocan esos saltos.
El marxismo distingue tres fases: tesis, antítesis y síntesis. No es posible la primera sin la segunda. La antítesis niega la tesis, y de esta oposición surge la síntesis, en la que no existe la contradicción anterior (pero aparecen nuevas). La síntesis es la negación de la negación.
Al marxismo se debe la teoría de la lucha de clases, la definición económica de lo que es el valor de las mercancías y del trabajo, el capital, la plusvalía.
El marxismo generó los más importantes cambios en las doctrinas económicas del siglo XX y polarizó el pensamiento político y social de ese siglo, dividiéndose el mundo en dos frentes: el capitalismo y el comunismo o socialismo de estado, que daría como resultado la guerra fría.