La primera guerra de independencia de Escocia
Escocia está en el norte del Estado soberano, llamado Reino Unido de Gran Bretaña, el que integra, junto con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, pero Escocia mantiene sus propias leyes, su religión y su sistema educativo.
Inglaterra siempre pretendió la anexión de Escocia y otros Estados, a su territorio. Durante el reinado Eduardo I, que se extendió desde el año 1272 al 1307, se logró incorporar el País de Gales, siendo considerados los herederos al trono, a partir de entonces, Príncipes de Gales; e intentó incorporar Escocia, tarea que, definitivamente fue malograda por su sucesor, Eduardo II.
La primera guerra es la que está comprendida entre los años 1296 y 1328, bajo los reinados de Eduardo I y Eduardo II.
Eduardo I, aprovechó los problemas sucesorios que habían surgido en territorio escocés, tras la muerte accidental de Alejandro III, que había gobernado desde el 6 de julio de 1249 hasta el 19 de marzo de 1286. Alejandro III se había casado con Margaret que era hija del rey inglés, Enrique III. Lo sucedió la única sobreviviente de la familia, su nieta Margaret, cuyos derechos hereditarios serían preservados por un Consejo de Seis Guardianes del reino, mientras fuera menor de edad.
Eduardo I de Inglaterra la reconoció, pero por el tratado e Birgham se casaría con su hijo, el futuro Eduardo II, aunque el pacto establecía que Escocia mantendría su independencia, el objetivo era unificar ambos reinos. Margarita murió cuando solo tenía 7 años.
Ante el problema sucesorio planteado por la muerte de la única descendiente al trono, fue llamado como árbitro para decidir la cuestión, Eduardo I de Inglaterra, quien reclamó que el nuevo rey de Escocia se convirtiera en vasallo de la corona inglesa, rindiéndole homenaje, propuesta que los Guardianes rechazaron; pero, el escogido, John Balliol, que asumió como Juan I de Escocia en 1292, gobernó hasta 1295, al servicio de los ingleses.
Esto cambió cuando Balliol decidió poner fin a esa sumisión e hizo un pacto con Francia, que estaba en guerra con Inglaterra. Enterado Eduardo I de la traición, al no colaborar Escocia con hombres para el ejército inglés, el rey Eduardo I, invadió Escocia, con aproximadamente cinco mil jinetes y treinta mil infantes. Saqueó la ciudad fronteriza de Berwick, y se dirigió a Dunbar. Buena parte de los ingleses se quedaron allí; y otra parte, al mando del Conde de Surrey, se dirigieron hacia los escoces, que subestimaron al enemigo y fueron a su encuentro, siendo la victoria para los ingleses que se apoderaron de Escocia, perdiendo Escocia en la batalla unos 10.000 hombres.
En 1297, William Wallace, quien había sido apresado por atacar a los ingleses en la villa de Ayr, al sudoeste de Escocia, logró escapar de prisión, y reunió a un grupo de combatientes para comenzar la resistencia contra el dominio inglés.
En la batalla del Puente de Stirling, que tuvo lugar, el 11 de septiembre de 1297, donde los escoces fueron comandados por Wallace y por Andrew de Moray, que había incitado a la población del norte de Escocia a la rebelión, los ingleses sufrieron una aplastante derrota, estando sus tropas al mando de John de Warenne, VII conde de Surrey, y de Hugh de Cressingham.
Eduardo I, firmó la paz con Francia, y destinó todos sus hombres a derrotar a los escoceses, lo que consiguió en la batalla de Falkirk, el 22 de julio de 1298. A partir de entonces, comenzaron los ingleses a imponer su dominio sobre Escocia, ahora bajo el mando, como Guardianes, de Robert Bruce (descendiente del rey David I y pariente lejano de juan de Balliol) John Comyn (sobrino de Juan de Balliol) y a partir de 1299, por el obispo de Saint Andrews William Lamberton, como neutral, por las diferencias entre los dos primeros. Todos dimitieron, y se nombró como único guardián a Sir John de Soules en 1301.
Bruce mató a Comyn, acusándolo de haberlo traicionado, y se coronó como rey de Escocia, el 27 de marzo de 1306, pero fue expulsado de su tierra al ser derrotado por los ingleses, en junio, en la Batalla de Methven. Bruce, casi sin seguidores, huyó a la isla de Rathlin frente a la costa septentrional de Irlanda. Esto, lejos de amedrentarlo, lo estimuló a reunir hombres y seguir luchando contra Inglaterra.
Al morir el rey Eduardo I, el 7 de julio de 1307, Bruce lideró los ataques contra el nuevo rey, Eduardo II. En 1310, Robert Bruce fue reconocido como rey de Escocia, por la iglesia. La batalla de Bannockburn, en 1314, fue decisiva para la independencia escocesa. La batalla Old Byland, significó un nuevo e importante triunfo sobre los ingleses, por parte de Roberto I, en 1322, y Eduardo II, debió aceptar que Escocia era independiente.
Tras el asesinato de Eduardo II, su sucesor, Eduardo III, suscribió, el 1 de mayo de 1328, Tratado de Edimburgo-Northampton, reconociendo la independencia del país rival y a Roberto I como rey.
La Primera Guerra de Independencia de Escocia no solo fue un conflicto militar, sino también una lucha por la identidad y la soberanía de un pueblo. Durante este período, Escocia experimentó un renacimiento cultural y político. La guerra dio lugar a la creación de un sentido de identidad nacional y a la formación de una monarquía más fuerte y centralizada.
La guerra también tuvo un impacto significativo en la historia de Inglaterra. La derrota de Eduardo I y Eduardo II marcó el comienzo de un período de inestabilidad política y conflictos internos en Inglaterra, que finalmente llevaron a la Guerra de las Dos Rosas.
En términos más amplios, la Primera Guerra de Independencia de Escocia fue un evento crucial en la historia de las Islas Británicas. Esta guerra estableció a Escocia como una entidad política independiente y sentó las bases para el desarrollo de la identidad nacional escocesa. También marcó el comienzo de una larga historia de conflictos y tensiones entre Escocia e Inglaterra, que continuarían durante siglos.
La guerra también tuvo un impacto en la historia de Europa. La alianza de Escocia con Francia, conocida como la Auld Alliance, se convirtió en un factor importante en las relaciones entre Inglaterra y Francia, y jugó un papel crucial en la Guerra de los Cien Años.
En última instancia, la Primera Guerra de Independencia de Escocia fue un conflicto que definió la historia de Escocia y dejó una huella duradera en la historia de las Islas Británicas y Europa.